Modo de limpiarlo

Previamente, hay que disponer de guantes, dos estropajos (uno de uso exclusivo para la taza) y una bayeta.

Echa en el lavabo agua caliente, con dos gotas de lavavajillas y un chorro de lejía. Introduce el estropajo y limpia con él la cisterna, el bidé, la bañera, la grifería... Moja un cepillo de dientes viejo y frota con él los rincones a los que no llega bien el estropajo: los desagües, los cercos alrededor de los grifos, etc.

El inodoro hay que limpiarlo por fuera y por dentro. Al tirar de la cisterna, el agua que queda en la taza está limpia; mete la mano con el estropajo y frota bien abajo y en los rebordes internos de la parte superior de la taza.

Una vez esté todo bien limpio y enjabonado, aclara con una bayeta y pasa un paño seco para que no queden marcas de goterones ni en los grifos ni en los sanitarios.

¡Ojo! La escobilla y su recipiente también hay que limpiarlos. Pero nunca dejes lejía en el recipiente porque al usarla puedes salpicarte la ropa.

Si la cabeza de la ducha está atascada por la cal del agua, déjala unas horas a remojo en vinagre templado.

Para limpiar la mampara de la ducha utiliza un paño empapado en alcohol o vinagre templado para que desaparezcan los gotones de cal.

Para quitar los pelos del suelo, puedes aspirarlos antes de fregar o recogerlos con servilletas de papel húmedas.

Para limpiar y desinfectar los peines y cepillos, déjalos a remojo en agua caliente con unas gotas de lavavajillas y de amoniaco.

Del libro Tareas domésticas para emancipados, de Carmeta. Web: www.albaeditorial.es