BIO Nació en 1971 en Villanueva del Arzobispo (Jaén). Es hija y hermana de guardias civiles.

Nací y me crié en una casa cuartel. Mi padre y tres hermanos son guardias civiles. Por eso he luchado mucho por conservar mi trabajo. La espera me ha compensado.

Habrá sido muy duro.

Y largo, porque la última operación para el cambio de sexo fue hace tres años, pero antes hay un largo camino.

¿Y cómo fue el proceso de reincorporación?

Complicado, porque cuando quise volver al cuerpo tras la baja por enfermedad empezaron a ponerme inconvenientes. Un informe médico me declaró no apta para el servicio por «no tener testículos». Me querían considerar enferma de por vida y darme una paga.

Pero el trabajo estaba por encima de todo, ¿no?

Sí, por eso decidí salir en los medios de comunicación y llegar hasta el final. Después, un tribunal médico militar me reconoció como mujer y, tras un año de resolución del expediente, pude reincorporarme a la Comandancia de Castellón, donde prestaba servicio antes de la operación.

¿Cómo le han recibido sus compañeros?

Me han felicitado por verme bien y volver a trabajar y los mandos también me han apoyado. Los que me conocen de antes pueden ver un cambio exterior, pero saben que por dentro sigo siendo la misma persona.

Y luego llegó la atención de los medios.

Tengo las cosas muy claras, he estado en mi sitio y he sabido esperar. Me han prestado demasiada atención y voy a cortar el grifo. Incluso me han ofrecido ir a programas de televisión, pero quiero seguir con mi vida sin que mi trabajo interfiera en ella.

¿Qué ha conseguido además de volver al trabajo?

Creo que podré ser un ejemplo para otros transexuales. Que vean que, al final, de los miedos y del rechazo puede haber una vida normal. La futura ley de identidad de género será un gran apoyo para que todos estemos integrados en la sociedad.