¿Por qué los que odian Marvel, aman Guardianes de la Galaxia?

James Gunn lo ha vuelto a hacer. Es más, le ha salido mejor. Guardianes de la Galaxia vol. 2 es una auténtica sinfonía de diversión. El guión, a pesar de no tener a Nicole Perlman, sigue manteniendo un ritmo endiablado, continúa dándonos diálogos chispeantes y  gags terriblemente graciosos. Y mucho pop. Pero además en esta continuación se profundiza un poco más en los vínculos que hay entre los personajes para regalarnos escenas de gran carga sentimental. Todo un éxito. Queremos más.

Esto es lo que podría pensar un fan de Marvel sobre esta película. Y sin embargo, es exactamente lo mismo que pensaría un tipo que deteste el cine de Marvel. La saga de Guardianes de la Galaxia gusta a los fans del cine superheroíco y también a los espectadores que viven al margen de Los Vengadores y todo lo que les rodea. Guardianes de la Galaxia es un poco como Deadpool, un verso libre, solo que visualmente es tan espectacular que no se pueden comparar, al menos de  momento.

¿Qué tiene esta saga que gusta a niños, mayores, amantes e ignorantes de los cómics, perseguidores de lo intenso o de lo puramente lúdico?

La película llegó después de que Iron Man, Thor, Capitán América y Los Vengadores permitieran a Marvel pensar en gastarse su dinero en algo más pequeño y de menos potencial. Podemos decir que en una boda Guardianes de la Galaxia es el primo lejano, del que nadie espera nada pero que al final acaba por convertirse en el alma de la fiesta.

La película de James Gunn creció a la sombre de las otras grandes producciones. Mientras la industria de Hollywood utilizaba el cine superheróico para empujar a una generación entera a las salas, se comenzaba a poner el punto de mira en publicaciones de Marvel menos conocidas dirigidas para un pequeño nicho de fans que reclamaban su lugar.

Llegó Guardianes de la Galaxia con actores sin experiencia en el cine de superhéroes, o incluso sin experiencia en general (salvo por algún cameo o secundario muy secundario) como Dave Bautista, campeón de la WWE que ahora será para siempre Drax el Destructor. Llegó Guardianes en la Galaxia y el público la amo, los críticos la alabaron y en el resto de actores del universo Marvel creció una ligera envidia. Parecía tan distinta y tan fuera del circuito de Marvel que todo el mundo fue a verla sin ningún prejuicio cuando ya empezábamos a cansarnos de lo mismo en el cine superheróico.

Guardianes de la Galaxia ofrece algo que no ofrece ningún otro título de Marvel: Naves espaciales, planetas desconocidos, portales cósmicos, velocidad de la luz, cientos de razas extraterrestres… Además, esto no ocurre en una galaxia muy lejana hace mucho tiempo, si no que aquí, el protagonista, nuestro querido Peter Quill, es un humano nacido en la Tierra enganchado a un walkman.

Esto hace que en seguida empaticemos con él, claro. Y nos agarramos a su cuello para dar un buen paseo por todo el cosmos. La  ciencia ficción está en su mejor momento y Guardianes de la Galaxia es buena prueba de ello.

El sentido del humor de Guardianes de la galaxia es muy blanco y por eso funciona entre todo tipo de público, hay gags para todos:

-Gamberros y picantes para los adolescentes.

-Diálogos ágiles, elaborados y bien escritos para los más exigentes.

-Decenas de referencias pop que funcionan para varias generaciones.

-Una mezcla entre lo cotidiano y fantástico. Solo el chiste de la cinta americana en mitad del clímax de Guardianes de la Galaxia vol. 2 merece el precio de la entrada.

-También tenemos humor básico de la mano, sobre todo, de Drax o baby Groot, para los más pequeños.

Si os paráis a pensar en las demás cintas de Marvel los momentos más cómicos SOLO rodean al personaje de Iron Man. Lo que nos lleva al siguiente punto.

Nos encanta Iron Man. Pero es un alivio que no tenga presencia en al menos una saga de Marvel. Porque a la larga todo cansa y el público empieza a notar cierto agotamiento a su ironía, su incipiente cinismo, sus capacidades de apareamiento, su orgullo, su poder, su fortuna…

Hablamos del personaje, claro, no del actor. De hecho Robert Downey Jr. reconoció que Guardianes de la Galaxia era lo mejor de Marvel:

“Guardianes de la Galaxia es, en cierta forma, la mejor película de todas las de Marvel, y es raro que alguien con el ego de mi tamaño diga realmente eso”.

Mirar el póster de Guardianes de la Galaxia vol. 2 Mirarlo otra vez. Otra vez. Otra. Es hipnótico verdad, tiene una gama de colores tan amplia y tan bien mezclada  que podemos estar un buen rato observándolo con nuestra mente ocupada en un: Ohhhh.

Y lo mejor de todo es que la película es igual. Está llena de fosforitos, de lugares llenos de formas  y colores psicodélicos. Sin contar con los protagonistas, entre los que tenemos una joven de color verde, un mapache, un tipo azul con tatuajes rojos, un árbol gigante, otro tipo azul con cresta roja que silba y mata a gente con una flecha, villanos con la piel dorada tan perfectos como el David de Miguel Ángel…

Y esto queridos amigos es una clase de droga audiovisual que gusta a niños y a mayores. Y funciona tanto que en Thor: Ragnarok han plagiado descaradamente su estética.

¿Y qué se pude decir de esa banda sonora que no se haya dicho ya? Cada canción es un temazo indiscutible de los ochenta que posiblemente sea la edad dorada del pop. A todos nos gusta ver a nuestro héroes favoritos bailar al son de temazos como Mr. Blue Sky o Bring It On Home To me… Es la única película de Marvel que también funciona como álbum en solitario.

*Rompo la cuarta pared entre periodista y lector para hablar de mi canción favorita, al final todos tenemos nuestra propia canción dentro de Guardianes de la Galaxia. Particularmente me he emocionado muy fuerte con los acordes de My Sweet Lord de George Harrison cuando nuestros héroes entran en el planeta Ego. Al resto del beatlemaniacos que vean la película les pasará lo mismo.

Chris Pratt es único. Un actor con un carisma tremendo, un descubrimiento por el que James Gunn siente una gran debilidad. Según él mismo ha declarado, su protagonista es divertido, sexy y vulnerable. ¿Quién dirías que tiene estos atributos? Sí, lo pone en el título de arriba: Harrison Ford. De ahí que Pratt hubiera sonado como próximo Indiana Jone y a nadie le extrañara. O como el nuevo Han Solo si se hiciera otra película sobre Han Solo a la edad en la que lo conocimos.

Chris Pratt es ese actor en el que te proyectas, al que querrías como amigo, como padre, como novio, como yerno… Y esto no funciona con ningún Vengador, se pongan como se pongan los puristas.

Y luego tenemos este entrañable ser con el que Marvel y Disney se van a forrar vendiendo material de merchandising. ¡¿Pero quién se puede resistir al baile que se marca en los créditos durante el comienzo de la película!? Además, todas sus escenas, repletas de humor, funcionan. Tanto si eres un niño de 5 años como un adulto de 35. No hay ningún otro personaje así en toda la filmografía de Marvel.

Y la tensión sexual, claro. Que sí, que en Iron Man también existe, en el Capitán América, en Thor… Pero aquí hablamos de un amor raro, entre dos seres de distintas especies galácticas y tan contrarios el uno del otro que las situaciones románticas se convierten en pura comedia (comedia clásica).

El asuntillo pendiente entre Star-Lord y Gamora sostiene todo el romanticismo de la película. Y no es necesario más porque este equilibrio se estropearía. Un par de escenas con tensión sexual, un par de miradas sentimentales y un poquito de amor envuelto en amistad son suficientes para que el público romántico se quede contento y el anti romántico pase de puntillas.