«Sospechoso que se vea, identificación al canto; y cacheo también», añadió. Preocupado por la inseguridad, también instó al Gobierno central a aumentar las penas previstas para los delincuentes que esgrimen armas blancas. El alcalde quiere atajar así las últimas y graves agresiones, como el homicidio de un joven el 1 de enero, el del taxista Eduardo Robredo a manos de un cliente o la muerte de un joven frente a la discoteca Privée.

«Caña al maleante»

Azkuna, además, pretende que este tipo de problemas «no vaya a mayores». «Aunque Bilbao es una ciudad segura, hay que dar caña al maleante», sostuvo.

Pero las identificaciones y cacheos que lleve a cabo la guardia urbana pueden rozar la barrera de la ilegalidad. Según explicó ayer un juez de la Audiencia Provincial de Vizcaya, consultado por 20 minutos, la ley no permite registrar a cualquier persona, mientras que el grado de sospecha depende, en gran manera, «de la subjetividad y arbitrariedad de los agentes».

«Hay un grave riesgo de incurrir en la arbitrariedad con cacheos indiscriminados», explicó el juez, que mostró su preocupación por posibles situaciones de «ilegalidad» en la medida.

Con la ley en la mano, para cachear a  un sospechoso debe existir «la sospecha de que ha habido o va a haber un delito», señaló, por lo que advirtió de que este tipo de medidas  preventivas pueden guiarse «por las apariencias».

Las asociaciones de inmigrantes también mostraron  su preocupación, ya que consideran que este colectivo será el más perjudicado con las nuevas medidas policiales. «Seremos los sospechosos».

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La culpa en Basurto, sólo a medias

El alcalde Iñaki Azkuna admitió ayer el error: no haber instado a la Diputación vizcaína a colocar semáforos en Basurto, donde murieron dos niños atropellados por un coche. Pero su mea culpa no pasó de ahí. Según dijo, la Diputación es la responsable en esa vía y quien, por tanto, debía haber colocado los semáforos. Azkuna añadió también que no habrá dimisiones en el Ayuntamiento al no ser de su competencia. Aun así admitió que un suceso tan tráfico le pesa en la conciencia.

Rigoberto Jara.Harresiak Apurtuz. «Azkuna tiene todo el derecho del mundo a ordenar a la Policía lo que considere, pero debería ser más cauto con sus palabras. No es la primera vez que declaraciones así dan lugar al rechazo y a la intranquilidad».

Silvia Peña. Asociación Egintza. «Quiero creer en la profesionalidad de los policías. Sería muy peligroso criminalizar a todos los inmigrantes. La inmensa mayoría no delinque. Vienen a buscarse la vida, no a crear problemas en su nueva vida».

Marian Moruno. Voluntaria. «Esto es muy preocupante. Hay un racismo subliminal en todo esto que puede acabar mal. Y los inmigrantes desfavorecidos van a ser los peores parados. Pero creo que es un discurso político, para ganar votos».

Osaro. Estudiante (Nigeria). «Si la Policía Local acierta al registrar a un sospechoso, me parece bien porque es su labor. Pero, ¿cómo puede saber un policía quién es realmente un sospechoso? Es difícil y se puede equivocar muchas veces».