Un parapléjico entre las dunas

Motor: Pep Busquets quedó postrado en una silla de ruedas en el año 1982. En 2000 empezó a competir en el Dakar, uno de los rallys más duros.
Pep Busquets no pudo terminar este año la prueba africana.
Pep Busquets no pudo terminar este año la prueba africana.
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Pep Busquets no pudo terminar este año la prueba africana.
Pep Busquets tiene 42 años. La primera vez que se subió a una moto fue a los 13, pero su primer contacto con la competición no se produjo hasta dos años después. «Me encanta la velocidad. Donde quiera que haya gasolina y ruedas, ahí estoy yo».En 1982 sus ilusiones se vieron truncadas, al sufrir un terrible accidente de tráfico. «Eran las diez de la noche y el coche en el que íbamos se salió de la carretera, salí despedido y fui el único herido», recuerda Pep.

Las dificultades

A raíz del accidente, Pep quedó paralizado de cintura para abajo. «Tuve que dejar las motos, que es lo que más me gusta», cuenta. Su ánimo quedó bastante tocado; necesitó dos años para reflexionar y buscar el modo de encauzar su vida, y la mejor forma de seguir corriendo la encontró en los coches. Tras ganar sucesivos campeonatos y subcampeonatos en diversas categorías de rallies, en el año 2000 decidió correr el Dakar por primera vez, con Toyota.

No lo ha ganado nunca, pero tiene «la gran satisfacción de haber llegado a la línea de meta, a orillas del Lago Rosa de Senegal, la mayoría de las veces». Este año ha tenido que abandonar justo a la mitad del rally, pero ha sido por un problema de salud. «El año que viene –asegura– espero hacerlo mejor; el podio no me importa, porque lo mío es más un reto personal».

Dos carreras diferentes

Desafortunadamente, la parálisis de Busquets no es la única diferencia con el resto de corredores. Él corre en un coche con la función de los pedales en el volante. Además, mientras otros pilotos tienen diez mecánicos, él sólo tiene uno. Esto implica muchas más horas de trabajo, llegando incluso a no dormir. «La carrera está hecha para que ganen los coches más potentes y con mayor presupuesto. Para los que vamos atrás no hay facilidades; somos los que salimos más tarde, los que hacemos noche... Son dos carreras muy diferentes».

Lo que menos le gusta del mítico Dakar es la parte que discurre por el desierto «porque me aburre mucho, prefiero competir en Marruecos».

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