"Cuando conseguí liberar la mano me entró pánico", dijo la joven Lene Mari Steinshamn, que tiene tres dedos vendados con heridas graves por congelación según el diagnóstico médico.
La mujer, sola en su domicilio, pensó en desenchufar el congelador pero optó por rociar detergente sobre la mano atrapada y finalmente, en medio de grandes dolores, logró liberarse.
En urgencias, los médicos, entre risas, le trataron las heridas.
"Fue la primera vez que habían tenido un caso similar", dijo Lene, según informa hoy la edición digital del diario Bergens Tidende.
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