Santa Cruz de Tenerife, pese a la aprobación de la Ley de Memoria Histórica hace ya tres años, tan sólo ha cambiado el nombre a ocho calles con denominaciones alusivas al franquismo, lo que apenas equivale a un 5 por ciento del centenar de calles que aún mantienen en el callejero de la capital tinerfeña nombres que recuerdan a los años de la dictadura.

Así lo han dado a conocer en una rueda de prensa Domingo Garí, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de La Laguna (ULL), y Pedro Fernández Arcila, abogado y candidato de Alternativa Sí se Puede a la Alcaldía de la capital tinerfeña, a raíz de la publicación de una sentencia del Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 1 de Santa Cruz de Tenerife en la que obliga al Ayuntamiento capitalino a dar cumplimiento al contenido de la Ley de Memoria Histórica y proceder al cambio de todas las denominaciones de espacios públicos alusivas al franquismo

La sentencia, según ha explicado Pedro Fernández Arcila, es fruto de una demanda que fue presentada después de que el Ayuntamiento de Santa Cruz no tuviera en cuenta una petición de Alternativa Sí se Puede en la que, grosso modo, solicitaba la elaboración de un catálogo de calles, plazas, monumentos y edificios públicos con denominaciones franquistas y se procediese a su cambio por otras que dieran cumplimiento a la Ley de Memoria Histórica.

Para el abogado, la sentencia se puede calificar de "histórica" porque es "la primera que obliga a un ayuntamiento a hacer cumplir la Ley de Memoria Histórica", y en el supuesto en el que ésta sea recurrida por el Ayuntamiento, Sí se Puede ya ha advertido que va a seguir "luchando" hasta que la sentencia "se vea ratificada" y sea "firme y definitiva". No obstante, la formación de izquierdas ya ha anunciado que pedirá "de manera inmediata" la ejecución provisional de la misma.

A día de hoy, las calles General Serrador y Juan Vara Terán o el Monumento a los Caídos y el Monumento a Franco son algunos de los símbolos que aún permanecen en la ciudad de Santa Cruz en recuerdo del franquismo, y, para Alternativa Sí se Puede, "verdaderos atentados a la ciudadanía democrática". Por lo que desde la formación han propuesto cambiar las denominaciones de las calles por el de aquellas personas que sufrieron la represión a manos de los franquistas.

Un "impacto menor"

Entretanto, Domingo Garí opinó que en Santa Cruz de Tenerife parece que la transición democrática "ha tenido un impacto menor no sólo por la permanencia de los símbolos del franquismo, sino también porque se ha mantenido de forma sostenida un poder político que es heredero directo de la dictadura", lo que viene a explicar "el poco interés de la Corporación local por remozar la imagen simbólica e histórica de la ciudad".

"Cuando pedimos una revisión y una remodelación de la denominación de las calles, de los monumentos y de las figuras de los hijos adoptivos y medallas de oro que tiene la ciudad, lo hacemos convencidos de que en un espacio democrático no puede predominar una simbología netamente fascista", recalcó Garí.

Para el historiador, la pervivencia de calles, monumentos y edificios públicos alusivos al franquismo "no puede argumentarse como que son elementos de la historia". "Esto no es la historia. Esto es exaltación del franquismo. Es la historia de una parte de la sociedad que ganó la guerra y que impuso su historia al resto de la ciudadanía", remarcó.

Desde este punto de vista, Alternativa Sí se Puede ha pedido "acabar de una vez por todas con toda esa construcción simbólica que aún pervive en Santa Cruz de Tenerife", especialmente porque "los símbolos de una ciudad hablan de esa ciudad y son un relato histórico de lo que ha sucedido y permanece vigente en ella".

"Estos símbolos del franquismo nos hablan sobre la responsabilidad de una clase de dirigentes locales que están comprometidas con el fascismo porque no se ve que tengan voluntad de transformar ese relato sobre la ciudad que toda esta simbología recuerda a sus habitantes y a cualquier otra persona con un mínimo de cultura que visita la ciudad", concluyó.