Chejov sedujo a Histrión Teatro por su habilidad para reflejar los avatares de la vida cotidiana con cuatro leves pinceladas en apariencia irrelevantes, pero llenas de contenido. Historias comunes en las que parece que no ocurre nada, pero en donde los personajes tienen un trasfondo tan profundo como contradictorio. La compañía Histrión Teatro trabaja habitualmente con textos de autores clásicos como Molière, Quevedo o Valle-Inclán, pero dándole una nueva vuelta de tuerca a la trama. Juan Dolores Caballero, responsable de la dirección escénica de la compañía, ha adaptado dos piezas cortas de Chejov, El oso (1888) y La boda (1889), reconvirtiéndolas en una y añadiéndoles algunos elementos, como, por ejemplo, la silla de ruedas en la que está postrada la protagonista, que le aporta nuevos matices a la historia original. La ambientación de la obra también se ha trasladado de finales del siglo xix a unos espectrales años setenta de chaqueta de pana y pantalones de campana que se adaptan igualmente a las premisas de este turbio enlace matrimonial. La escenografía recrea, además, ese espacio de celebración donde los invitados y familiares miran con los mismos ojos atónitos y escrutadores del espectador en el patio de butacas. Después de este estreno, la compañía granadina cambiará radicalmente de registro con el montaje Job, inspirado en el personaje bíblico y de carácter experimental. La obra es una coproducción con el Festival Escena Contemporánea de Burgos.