La Mostra de Venecia, un festival decadente en busca de nuevos alicientes

  • El certamen italiano lucha contra la pujanza de Toronto y los problemas por atraer estrellas
  • Las instalaciones del Lido, obsoletas, tampoco son una garantía para los próximos años
La actriz Shannyn Sossamon posa en Venecia.
La actriz Shannyn Sossamon posa en Venecia.
EFE
La actriz Shannyn Sossamon posa en Venecia.

Acosado por la pujanza del festival de Toronto, con unas instalaciones dignas de los años setenta, el festival de Venecia se enfrenta en estos últimos años a un proceso preocupante. Debe renovarse, tanto por fuera como por dentro, ante la competencia de otros festivales que amenazan su reinado y que le roban las estrellas mediáticas que, a fin de cuentas, son las que dan lustre a la Mostra.

Por fechas, y porque la actual situación económica no ayuda, el festival de Toronto, que empieza unos días más tarde que la cita italiana, le está ganando terreno poco a poco. Las productoras norteamericanas prefieren estrenar ahí sus cintas para ahorrar gastos de desplazamiento y el apoyo de la prensa internacional les está dando la razón.

Ante la imposibilidad de retrasar más el evento, en agosto medio planeta está de vacaciones, a Venecia solo le queda mantenerse en su trinchera o intentar retrasar el certamen y aprovechar la cercanía de la temporada de los Oscar. Pero no solo las fechas y los problemas económicos acucian al evento. El Lido veneciano, una isla con el encanto decadente de los pueblos costeros de vacaciones, tampoco se presenta como el lugar ideal para alojar un evento de esta magnitud.

Lluvia traicionera

Las instalaciones no se encuentran en el mejor de los estados. Prueba de ello es que durante esta edición, las lluvias han causado más de un problema a la organización, hasta el punto de que en una proyección una cortina de agua caía frente a la pantalla. Más graves fueron los dos días que parte de la sala de prensa tuvo que permanecer cerrada a los medios ya que dos fuertes chaparrones inundaron la estancia e inutilizaron parte de los equipos informáticos que la organización pone a disposición de periodistas y fotógrafos.

Por si fuera poco el Hotel des Bains, uno de los símbolos de la isla y de Venecia, ha echado el cierre. Se convertirá en una residencia de apartamentos de lujo, lejos de lo un día Luchino Visconti mostró en una de sus obras cumbres, La muerte en Venecia.

Pero si el Hotel des Bains cierra, a la organización le queda un as en la manga. Un as que poco a poco seestá convirtiendo en una carta de menor valor. El nuevo Palazzo que se está construyendo en los alrededores del festival, y que se iba a inaugurar el año que viene con motivo del 150 aniversario de la República Italiana se ha tenido que retrasar hasta el 2012. Aparentemente, se ha encontrado amianto en el solar destinado a albergar el palacio, aunque extraoficialmente, cuando uno echa un vistazo al estado de las obras, siguen igual que hace un año.

El director del festival, Marco Muller, y su sucesor en los próximos años, tienen una tarea dura. Recuperar el prestigio perdido del festival. Cannes, a mediados de los noventa pasó por una crisis similar y supo salir reforzado de ella, así que no todo está perdido.

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