La Diputación de Ciudad Real estima que en cuatro meses entrará en funcionamiento el nuevo y definitivo puente que sustituirá al pontón militar que fue instalado a principios del mes de enero en la carretera CR-5044, que une Mestanza con San Lorenzo de Calatrava, tras las intensas lluvias que destruyeron el antiguo puente.

Con este motivo, el presidente de la Diputación Provincial, Nemesio de Lara, acompañado del vicepresidente de Infraestructuras, José Luis Cabezas, se ha desplazado hasta la zona para —en compañía de los mandos de la Unidad Militar de Emergencias y representantes de la empresa adjudicataria del proyecto "Canteras del Vértice"— comprobar el inicio de las obras, según informan en nota de prensa.

Estas obras supondrán la levantamiento provisional de un badén sobre el río Fresnedas y la posterior desinstalación del pontón militar para proceder seguidamente a la construcción de un puente en el mismo lugar, según explica la Diputación.

Se prevé que el paso provisional sobre el río Fresnedas esté disponible en quince días, a partir de los cuales se procederá a la retirada de la estructura férrea instalada por la UME e inmediatamente se iniciarán los trabajos de construcción definitiva del puente, que se prolongará por espacio de cuatro meses, y que supondrá una inversión próxima a los 600.000 euros financiados íntegramente por la Diputación de Ciudad Real.

Para Nemesio de Lara, esta obra muestra la "preocupación" de la Diputación Provincial de Ciudad Real por atender las grandes infraestructuras y por los problemas de comunicación entre comarcas pequeñas y pueblos con pequeña población como es el caso de Solanilla del Tamaral, de Mestanza y de San Lorenzo de Calatrava, "que no tienen otro punto de comunicación entre sí que esta carretera".

El proyecto técnico realizado por los servicios técnicos de la institución provincial consiste la construcción de un puente en el mismo lugar, con una longitud de 30 metros de largo por 7 de ancho, pero con un aumento notable en su resistencia y capacidad de afrontar el empuje del agua, de tal manera que si en un período de 500 o 1.000 años se produjeran unas lluvias tan intensas como las de finales de 2009, el puente tendría capacidad suficiente incluso para que el agua pasara por encima sin que su estructura se viera afectada.