Cases aboga por "volver a los cimientos" de la fe para combatir "las grietas" que aquejan a la sociedad cristiana

El obispo de la Diócesis de Canarias, Francisco Cases, ha abogado este miércoles por reconocer que "nuestros caminos tienen que volver a los orígenes", es decir, a la "confianza en dios". "Hay que preocuparse en fortalecer los cimientos", dijo para pedir que se preste mucha atención y se reflexione sobre las "grietas" que aquejan a los cristianos entre los que enumeró la inestabilidad matrimonial o la falta de respeto a la vida.

El obispo de la Diócesis de Canarias, Francisco Cases, ha abogado este miércoles por reconocer que "nuestros caminos tienen que volver a los orígenes", es decir, a la "confianza en dios". "Hay que preocuparse en fortalecer los cimientos", dijo para pedir que se preste mucha atención y se reflexione sobre las "grietas" que aquejan a los cristianos entre los que enumeró la inestabilidad matrimonial o la falta de respeto a la vida.

Cases se expresó así durante su homilía durante la solemne eucaristía en honor a la Virgen del Pino, patrona de la Diócesis y de la isla de Gran Canaria en la Basílica de Nuestra Señora del Pino, en Teror. "Nos presentamos con un problema, pero con mucha esperanza", dijo el obispo que admitió que espera "de la madre que interceda por nosotros no sólo ante las dificultades, sino que nos enseñe a vivir cada día con fe y amor", argumentó.

Explicó que todos los fieles han llegado al municipio de Teror "desde una crisis que dura" en alusión a la situación económica actual. "El paso del tiempo no sólo hace más difícil subsistir, sino que afecta a las personas y familias deteriorando el horizonte, destrozando esperanzas y aniquilando los porqués", manifestó para añadir que cuando el objetivo "sólo" consiste en subsistir se corre el riesgo de perder calidad humana.

El obispo fue claro al afirmar que la actual situación no sólo corresponde a una crisis económica financiera, sino de valores. "Nos hemos dado cuenta de que el crecimiento de las listas del paro y los aspectos negativos del retroceso de la economía son síntoma de algo más profundo que afecta a los cimientos de nuestra convivencia", defendió.

Por ello y valiéndose del hecho de que la Basílica cumple 250 años desde la primera colocación de su piedra y que tiene problemas de cimentación ya que en la localidad "no se llega a encontrar roca firme que sirva de apoyo", Cases dijo dirigirse "a los creyentes y a la comunidad cristiana" para advertirles de que "cuando se advierten grietas hay que preocuparse de los fundamentos".

Unidad y humildad

"Las grietas que se ven, a veces llamativas o pequeñas, denuncian los fallos en lo que no se ve. Me pregunto si los activos de nuestra comunidad no están hinchados artificialmente, falseados, que aparentamos más de lo que tenemos", afirmó para concluir que "para la iglesia es la hora de la unidad".

Cases continuó afirmando que "es la hora de reconocer que nuestros caminos tienen que volver a los orígenes: la confianza en dios". "Hay que preocuparse en fortalecer los cimientos. La primera piedra está puesta, pero ¿están nuestras vidas sobre ese fundamento? Algunas grietas avisan de que debemos prestar mucha atención a grietas como la incoherencia del antitestimonio, la inestabilidad matrimonial con el enorme aumento de rupturas, las malas relaciones familiares, la falta de respeto a la vida desde la concepción hasta su fin, la no identificación con la voz de la madre iglesia en la doctrina y pautas para el comportamiento diario o las ausencias en eucaristías".

Insistió el obispo en que es la hora de la unidad y por tanto también de la esperanza. "La piedra del cimiento es la razón de la fortaleza del edificio. Necesitamos volver al inicio. A la primera piedra que es Cristo. La primera piedra de María es su encuentro con dios, la escucha de su palabra y su respuesta fiel y humilde", indicó.

De igual forma, Cases también señaló que "hay vidas cristianas que no han vivido con Cristo" y planteó que ello sólo es folclore. Recordó en este punto que el Papa ha afirmado que no se comienza a ser cristiano por una decisión ética, sino por un encuentro con un acontecimiento. "Es la hora de la humildad, de que todos busquemos cercanía para volver a empezar a ser cristianos", sentenció.

"Junto a las grietas nos alegra reconocer a la iglesia diocesana que atiende a parados e inmigrantes, la entrega generosa de tantos laicos, consagrados y sacerdotes que nos acercan al señor. Gracias a ellos la palabra de Jesús sigue actuando en la iglesia y haciendo bien en la sociedad", subrayó. No se olvidó aquí de recordar que en ocasiones el estruendo de un árbol que cae es mayor que el crecimiento de todo un bosque.

Por último, el obispo anunció que el próximo verano se celebrará la 26 jornada de la juventud en Madrid a la que asistirá el Papa. Dijo que su lema será 'Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe'. "Es vital tener raíces y bases sólidas. Es verdad que hoy cuando no hay puntos de referencia estables para construir la vida los jóvenes se sienten profundamente inseguros", prosiguió para añadir que cuando "todo da lo mismo y no existe ninguna verdad, no se genera la verdadera libertad, sino desconcierto y conformismo con las modas del momento". También se felicitó por el ingreso de cinco nuevos seminaristas en la Diócesis.

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