La gran broma del 'rapero' Joaquin Phoenix protagoniza el día en la Mostra

  • Así se presenta en el falso documental rodado por Casey Affleck.
  • La película italiana 'Vallanzasca' se mantiene a medio camino entre el cine de quinquis y el de mafiosos.
Casey Affleck, durante la presentación de su película 'I'm still here'.
Casey Affleck, durante la presentación de su película 'I'm still here'.
Claudio Onorati / Efe
Casey Affleck, durante la presentación de su película 'I'm still here'.

Puede que sea la mayor estafa desde aquello de Ricky Martín, la niña, el perro y la nocilla, pero el documental sobre la supuesta nueva vida de Joaquin Phoenix, I'm still here, dirigido por Casey Affleck, se ha convertido, de tapadillo, en uno de los momentos cumbres de esta Mostra de Venecia. Y por supuesto, y de largo, en la mejor comedia de lo que llevamos de festival.

Todo comienza hace dos años cuando Phoenix decide dejar de actuar y empezar una nueva vida. Y le da por meterse a rapero. Se deja crecer el pelo y la tripa, y su barba rivaliza con la del joven Fidel Castro. Y a partir de ahí, siempre bajo la atenta mirada de Casey Affleck comienza la que tiene pinta de ser la mayor coña que nos hemos echado a la cara en los últimos años, aunque tanto en el documental como en la vida real se nos esté vendiendo la moto de que las pretensiones musicales de Phoenix son serias.

Y aunque nadie se atreve a dar verosimilitud o no al asunto, ni el propio director ha querido posicionarse en la rueda de prensa, todo tiene pinta de broma, y de las gordas. Y muy trabajada, todo sea dicho, porque los rumores sobre la nueva vida de Phoenix al margen de Hollywood ya llevan tiempo circulando con apariciones en la televisión y otras declaraciones a medios de comunicación.

En la cuota diaria de cine italiano que la Mostra programa hoy le ha llegado el turno a Vallanzasca, la historia de un famoso delicuente italiano que hizo su agosto en los setenta desplumando bancos a diestro y siniestro. Comparar Vallanzasca con el cine de quinquis español, del que se ha hecho hace poco una muestra en La casa encendida de Madrid, no sería del todo acertado, aunque la nueva cinta de Michelle Placido bebe en parte de aquel cine de deliencuentes de medio pelo pero muchas agallas.

A medio camino pues, entre los quinquis y el cine de mafiosos, Placido conforma un retrato de Vallanzasca entretenido y que alcanza cuotas de gran lucidez por momentos lo que, visto lo visto. Para rematar la promoción de la cinta, a Placido solo le falta montar un pollo como el que el año pasado llenó la sala de prensa de gritos e improperios.

Talibanes en la nieve

El polaco Jerzy Skolimowsky, uno de los totems del cine de autor, aterrizó ayer en la sección oficial con Essential killing. Cinta sencilla, pero de gran magnetismo, nos mete en la piel de un prisionero talibán que consigue escapar de la custodia del ejército estadounidense durante el traslado a una cárcel secreta en algún lugar de Polonia.

El protagonista es ni más ni menos que Vincent Gallo, que sobrevive a cerca de 90 minutos de persecuciones por la nieve polaca sin decir ni mu. Y lo mejor de todo es que su actuación cumple y ayudar a mantener la tensión de una película que, basada en una persecución tan simple como la que vimos en su día en cualquiera de los tres primeros Terminator, logra conservar el interés del público durante todo el metraje.

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