
El hombre llegó ayer a los juzgados de Xàtiva entre los aplausos de una veintena de personas. Dijo que estaba «fuerte» pese a que, en el asalto, recibió un navajazo en el abdomen, golpes en la cabeza y se hizo un esguince.
La jueza le tomó declaración y decidió dejarlo en libertad provisional sin fianza después de imputarle dos delitos de homicidio.
Su pesadilla comenzó el miércoles pasado cuando ocho personas saltaron la valla del chalé donde vive y, supuestamente, entraron en la caseta del cuidador y de su hijo, los amordazaron y les arrebataron las llaves de la vivienda principal.
Una vez dentro, apresaron a Ramírez y a su mujer y le obligaron a subir al primer piso, donde suponían que estaban las joyas y el dinero. Allí, el empresario se hizo con una pistola y, según su letrado, disparó a los dos hombres que le acompañaban. El resto huyó. El abogado alega que actuó en legítima defensa.
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