El Centro Cultural Caja Rioja-La Merced acoge desde este viernes y hasta el 16 de octubre la exposición 'Gladiadores: héroes de la arena'. Donde se muestra un "recorrido de lo que fue el mundo de los gladiadores en Roma y todo lo que se movía a su alrededor, un mundo muy parecido al de los deportistas de élite de ahora".

Así lo ha explicado la responsable del Área de Cultura de la Fundación Caja Rioja, Carmen Fernández, quien ha presentado la exposición acompañada de la comisaria de la misma, Cristina Jiménez.

Jiménez ha explicado como "al igual que en nuestros estadios de fútbol, los anfiteatros reunían a los deportistas de la época, sólo que ellos se jugaban la vida en cada combate". Y ha señalado que la exposición "está dividida en 5 apartados; uno es los orígenes, donde podemos ver que los orígenes de los gladiadores son etruscos, no romanos, y empezaron como un rito funerario para honrar a un difunto".

Otro apartado son las escuelas de gladiadores, como vivían, que comían, cómo dormían; en otro lugar de la exposición podemos ver todo lo dedicado a la lucha entre gladiadores, y ver qué habían antes de una lucha y como se desarrollaban.

El cuarto punto son los tipos de gladiadores, que los historiadores enumeran 15, que se diferenciaban por las armas que portaban. Y el último apartado es el anfiteatro. "Estos gladiadores eran prisioneros de guerra, esclavos y a veces hombres libres, que renunciaban a sus derechos como ciudadanos en el tiempo que fueran gladiadores", ha afirmado la comisaria.

El origen de los gladiadores se remonta al siglo VI antes de nuestra era cuando los milicianos etruscos, oriundos de la zona norte de la actual Italia, luchaban entre sí para honrar a los difuntos de las clases influyentes de la sociedad.

El término gladiador viene del latín gladius, espada, y de ahí gladiator o portador de la espada. Con la llegada de las primeras repúblicas romanas, los gladiadores ya sólo eran hombres libres que luchaban a sueldo o esclavos y ladrones, que estaban obligados a luchar. En Hispania también se realizaban este tipo de ritos hacia el 206 a.C con un Cornelius Scipion (Africanus), gladiador que obtuvo una gran popularidad al enfrentarse con otros soldados.

Los combates de gladiadores constituyeron un elemento fundamental de ocio romano y despertaron pasiones sin límites entre sus ciudadanos. Además, estos luchadores profesionales, eran reclutados muy jóvenes y enviados a escuelas especializadas (ludi gladiatora) donde se entrenaban.

En ellas les sometían a un riguroso y brutal entrenamiento físico y psíquico, donde se mentalizaban para combatir de una forma determinada y obedecer un código ético, según el cual debían luchar con dignidad y, de ser necesario, aceptar la muerte con orgullo.

En la exposición el visitante descubrirá que sus elementos de entrenamiento eran armas de madera con sobrepeso que contribuían a fortalecer sus músculos, y su comida la preparaban expertos dietistas teniendo como base principal la cebada, por lo que eran conocidos con el nombre de hordearii (comedores de cebada).