Más de 300 personas han participado este jueves en una concentración silenciosa convocada en la localidad burgalesa de Aranda de Duero, donde vivió gran parte de su vida Abrahán Bravo Picallo, el alférez fallecido ayer en el tiroteo ocurrido en Afganistán, en recuerdo de las tres víctimas del atentado.

El alcalde de Aranda, Luis Briones, procedió a la lectura de un comunicado de la Corporación Municipal en el que expresó "la repulsa ante este criminal atentado y el sentimiento de dolor, rabia e indignación".

A la vez, el Ayuntamiento mostró su "apoyo y solidaridad" a la familia, especialmente a su madre y sus hermanas, que aún residen en la localidad, y a la Guardia Civil.

Por su parte la subdelegada del Gobierno en Burgos, Berta Tricio, además de mostrar sus condolencias a la familia, subrayó que los dos agentes fallecidos "prestaban servicio en misiones de paz en cumplimiento del deber" y consideró que se trata de "dos personas altamente comprometidas con su trabajo y condecoradas ya que ambos tenían distinción por parte de la OTAN".

Su trabajo, según Tricio, les llevó a prestar servicios de paz en "una tarea ejemplar de solidaridad".

En el acto también estuvieron presentes el delegado de la Junta en Burgos, Jaime Mateu, y representantes públicos a nivel regional, provincial y local.