Una veintena de municipios de CyL se une a la red nacional de conservación del águila imperial, del que suma 42 parejas

Un total de 21 localidades de Castilla y León se ha adherido a la Red de Municipios por el Águila Imperial Ibérica, un colectivo impulsado por la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife) para conservar una de las rapaces más amenazadas no sólo en la Comunidad sino además en todo el mundo.
Una señal indica la pertenencia de un municipio a la Red por el Águila Imperial.
Una señal indica la pertenencia de un municipio a la Red por el Águila Imperial.
J.M.SIMÓN
Una señal indica la pertenencia de un municipio a la Red por el Águila Imperial.

Un total de 21 localidades de Castilla y León se ha adherido a la Red de Municipios por el Águila Imperial Ibérica, un colectivo impulsado por la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife) para conservar una de las rapaces más amenazadas no sólo en la Comunidad sino además en todo el mundo.

Estas localidades —12 de Segovia, siete de Ávila, una de Valladolid y otra de Salamanca— se unen a otros 75 municipios de cuatro comunidades españolas del área de distribución de esta ave, que con su adhesión a la Red asumen el compromiso de incluir la conservación del águila imperial y su hábitat en todas las políticas municipales, colaborar en la sensibilización y educación de los vecinos y fomentar la cooperación de los propietarios privados.

Se trata, según indicó el responsable de la Red y técnico del área de Conservación de SEO/BirdLife, Carlos Hernáez, de formar a los habitantes y responsables no sólo de las zonas donde crían estas rapaces —los últimos datos hablan de 261 parejas censadas en España— sino también de las áreas de dispersión, es decir, aquellos entornos por donde las águilas buscan un lugar donde vivir.

"Nos interesan porque son lugares donde hace tiempo que no ven un águila imperial y pretendemos que empiecen a trabajar en su conservación", añade.

En la Comunidad, según las cifras de la Junta, las poblaciones existentes constituyen el límite septentrional de la especie, que se distribuye entre las provincias de Ávila y Segovia, donde en la primavera de 2009 se tenía constancia de 42 territorios o parejas, 23 en la primera y 19 en la segunda. Concretamente, éstas se extienden entre Guadarrama y distintos puntos del Valle del Adaja, en Ávila.

En Castilla y León, los objetivos del plan de recuperación de esta ave se han superado "con creces" y, con respecto al número de crías, se estima en 54 el número de águilas que tuvieron evolución positiva en 2008. El incremento de la población se ha visto reflejado en una ampliación del área de distribución, ya que la población de Segovia se ha extendido hacia el norte, al límite con Valladolid, mientras que la población de Ávila se extiende hacia el oeste, hacia la provincia de Salamanca.

En la Región, según destacó Hernáez, uno de los más activos e interesados en la conservación de esta rapaz y de la biodiversidad en general es el Ayuntamiento abulense de El Oso, donde cría una pareja.

El pasado mes de junio, el pueblo participó en una jornada de voluntariado de SEO/BirdLife para la adecuación de un antiguo vertedero, en una zona en la que abundan los conejos, y de esta manera conservar y fomentar una población que pueda servir de alimento a las rapaces.

Además, el pueblo trabaja para conseguir un Área Importante para Aves (IVA) con el fin de proteger a estos animales y, en especial, a la pareja que cría en sus territorios.

Amenzada por el veneno y los tendidos

En Castilla y León, según aseguró Hernáez, los municipios de la Red se adhieren a ella por su interés en la conservación de la especie aunque en muchas ocasiones desconocen las amenazas a las que se encuentra expuesta.

En la Comunidad, como en el resto del país, dos de los mayores riesgos para estas aves son el veneno y los tendidos eléctricos y, de hecho, en el último año se han hallado cinco ejemplares muertos por la ingesta de sustancias venenosas sin que se haya dado con el culpable.

Estas muertes, como explicó el responsable, suelen estar relacionados con la caza —por el control cinegético— y la actividad agrícola. En este sentido, auguró el cierre de cotos de caza como medidas de la Administración para evitar nuevos fallecimientos.

No obstante, en muchas ocasiones mueren ejemplares por la pérdida o destrucción de su hábitat o por las molestias sufridas en los nidos, de ahí que la ubicación de éstos se guarde en alto secreto.

"Mucha gente no tiene respeto sólo por desconocimiento, las molestias de una ruta de quad, por ejemplo, pueden hacer que los padres se levanten y se pierda la anidada, por eso no interesa que se conozcan los terrenos públicos donde están", señala.

Así, aunque SEO/BirdLife considera que la conservación de las aves y de su entorno precisa tanto del esfuerzo del aficionado como del rigor del experto científico, con esta Red, a la que se une la Red Escuela, se pretende valorizar la riqueza natural y que los pueblos consigan un distintivo de calidad y garantía de buenas prácticas de gestión y conservación de la biodiversidad.

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