Oriundo de Omsk, en la Siberia rusa, «hasta 2000 trabajé en un instituto de investigación científica de Moscú donde se hacían armas nucleares». Pero, ese año, un accidente en el trabajo lo expuso a él y a otros nueve compañeros a fuertes emisiones radioactivas. «La mayoría han muerto. A mí me ingresaron seis meses en el hospital y me jubilaron», dice Alexander.
Drama familiar
La crisis económica de su país y la muerte de su mujer y sus dos hijos en un accidente de tráfico acabaron por hundirlo. «Necesitaba el sol y quería venir a España. Pero me hacía falta un visado que el Gobierno me negó por mi profesión», cuenta el físico, con un libro de Einstein entre las manos.
En 2001 decidió viajar a Turquía, para luego pasar a Egipto. «Islamistas contactaron conmigo para trabajar para ellos, pero me negué», dice contundente.
En 2004 cogió un barco hasta Valencia y de ahí, a Murcia. Pero su maltrecha salud por las radiaciones hizo que ingresara en la Arrixaca. Ahora vive en Jesús Abandonado, sin papeles. Se pasa el día en talleres y leyendo. «Sé que me queda poco tiempo por vivir y lo quiero pasar aquí», sentencia cabizbajo.
Más de 250 roscones de Reyes
En Jesús Abandonado quieren que los Reyes Magos también visiten a sus 44 residentes. «Les daremos bolsas de aseo y a elegir entre tabaco o un reloj», cuenta Daniel López, director de la casa de acogida. Esa noche comerán roscón de Reyes, pero será durante el fin de semana cuando lleguen cerca de 250 roscones regalados por las confiterías de Murcia. Una ayuda necesaria para dar de comer a cerca de 200 personas sin hogar al día, en un centro donde han pernoctado más de 5.000 personas en 2005.
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