La cruz de oro robada a mediados del pasado mes de julio a la Virgen de la Amargura de Constantina (Sevilla) ha aparecido en el interior del buzón del domicilio de un hermano de dicha corporación.

Así lo confirmó a Europa Press el teniente hermano mayor de la Hermandad de la Amargura de Constantina y vestidor de la Virgen, Carlos Rodríguez, quien precisó que la pieza fue devuelta la pasada semana sin ningún tipo de desperfecto, sin que se conozcan más detalles que expliquen esta reaparición.

A pesar de esta recuperación, la misma fuente señaló que la Dolorosa sigue sin exhibir dicha cruz ni prácticamente ninguna otra joya, salvo la corona y un rosario de madera "de poco valor", tal como decidieron una vez producido el hurto, y que las imágenes titulares de la hermandad continuarán desprovistas de objetos de valor hasta que no tomen nuevas medidas de seguridad.

Los hechos se remontan al pasado mes de julio, cuando la Hermandad de la Amargura de Constantina denunció ante la Guardia Civil el robo de una cadena de oro que la Virgen de la Amargura de esta localidad hispalense portaba en su brazo izquierdo, un suceso también se saldó con la rotura de un rosario de nácar de dicha Dolorosa, que ya ha sido restaurado.

Según el teniente hermano mayor, el valor económico de la cruz podría oscilar entre los 600 y los 1.000 euros, aunque precisó que "es difícil de tasar por tratarse de oro antiguo", subrayando el "gran valor sentimental" de dicha joya, por encima de todo.

En este sentido, Carlos Rodríguez explicó que la pieza, que fue donada por un devoto hace aproximadamente 50 años, está vinculada a algunos milagros que se le atribuyen a la Virgen, y que el robo se produjo en un momento en que la iglesia se encontraba cerrada y exenta de feligreses, ocasión que los presuntos autores del robo aprovecharon para descorrer el cerrojo de la reja y acceder al interior de la capilla.

Los autores del robo presuntamente también intentaron sustraer sin éxito el rosario de nácar que la Virgen de la Amargura sustentaba entre los dedos de su mano izquierda, rompiendo finalmente la joya, fechada en el siglo XIX, en varios pedazos.