Cuesta con menos humos

La resaca celebra que aún estemos vivos, así que felicidades, una vez más.
Con tanto buen propósito como nos prodigamos tendríamos que haber entrado en el Año Nuevo henchidos de confianza y seguridad solidarias, pero lo hacemos hinchados de turrones y cavas, con un regüeldo de malas digestiones que nos confunde el salto de un año a otro con el de una cenagosa trinchera.  

Seguro que la pértiga de los buenos deseos y propósitos ayuda, pero ahora, en la resaca, reparamos en que el único salto dado es el simple de una hoja de calendario y que, en última instancia, el infierno también está empedrado de buenas intenciones: la educación, investigación y desarrollo tecnológico que este año va a priorizar la Xunta, por ejemplo, silencian esta cuesta de enero, más empinada de precios que nunca.

Pero que nadie se amilane. Respiren hondo. En 2006 los infiernos tendrán menos humos y la gracia de un segundo de prórroga. Empieza a estar chupado.

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