Con Europa, llegaba el IVA, se consolidaba la democracia y comenzábamos a recibir unas ayudas. «Sin embargo, más que ver los resultados de un día para otro, lo que se percibía era el sentimiento de haber logrado algo que se nos había negado durante años», explica el diputado socialista en las Cortes Jesús Ros.

La agricultura fue uno de los sectores más beneficiados. Las principales ayudas estaban destinadas a modernizar la maquinaria y los cultivos. El que se ha llevado el gato al agua ha sido el de los cereales: «Con las ayudas se han recuperado campos que estaban en desuso y han mejorado las rentas de los agricultores, que han visto cómo bajaban sus ingresos en otros productos como la naranja», comenta Cristóbal Aguado, el presidente de Ava-Asaja.

Pero no han sido las únicas inversiones. Ha habido otras y la mayoría destinadas a proyectos de Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i), a las universidades, a equipar los centros de la mujer 24 horas, a crear nuevos polígonos, autovías, carreteras...

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Joaquín Moya. Alcalde de Bigastro.

«Entrar en la Unión Europea fue un hito importantísimo, nos daba legitimidad política. En el municipio pudimos modernizar explotaciones e infraestructuras agrarias y convivimos con ingleses o alemanes sin problemas».

Matías Sánchez. Comerciante.

«Sabíamos que iba a subir todo con el IVA. También pensábamos que íbamos a trabajar más y mejor, pero la mayoría de comercios de la zona –Alicante– han cerrado. Yo aguanto los precios, pero la calidad ha bajado mucho».

Cristóbal Aguado. Presidente Ava-Asaja.

«Para los cultivos mediterráneos como la naranja, la entrada en la UE supuso más pérdidas que ganancias. Las ayudas son bien recibidas, pero lo cierto es que los agricultores reciben la mitad que entonces».