Estos son solo algunos de los números de una ley que, "exagerada" para algunos, justa para otros, hará de España, el introductor del tabaco en Europa, uno de los países más restrictivos en materia de humos -junto con Irlanda, Noruega e Italia- cuando hasta hace pocos años se fumaba prácticamente en todas partes menos en la Iglesia.
En lo que va de año -hasta el pasado 30 de noviembre- en España se vendieron 4.265 millones de cajetillas de cigarrillos, 1.028 millones de puros, 54.842 paquetes de tabaco para liar y 2.277 paquetes de pipa, según el Comisionado sobre el Mercado del Tabaco.
El presidente de la Unión de Asociaciones de Estanqueros de España, Manuel Fernández, prevé con la entrada en vigor de la Ley anti tabaco una caída de ventas de un 10%, aunque las estimaciones del Ministerio de Sanidad sitúan la reducción en un 5%.
El humo de los millones de cigarrillos vendidos han entrado en los pulmones de los alrededor de 10 millones de fumadores españoles (31% del a población según la última Encuesta Nacional de Salud realizada en 2003), una cifra que se espera reducir en un 6% (unos 500.000) en dos años.
Sin embargo, un sondeo del CIS realizado este mes de noviembre rebajó la prevalencia de tabaquismo al 25,8% y refleja que los fumadores ya son minoría, frente a los ex fumadores (26,7%) y los no fumadores (47,5%).
A la mitad de los españoles les molesta el humo
Según el CIS, a la mitad de los españoles le molesta que las personas que le rodean fumen habitualmente, pero al 19% le molesta poco y al 30,4% no le molesta nada.
No existen datos oficiales de lo que opinaba la población hace veinte años, pero si el humo molestaba lo cierto es que tocaba aguantarse porque de hecho se fumaba en todas partes.
A finales de los 70 y principios de los ochenta era corrientes escenas hoy impensables: alumnos de instituto fumando en las aulas, médicos que pasaban consulta "echando humo" o incluso algún profesor de la facultad de Medicina que explicaba el cáncer de pulmón con un pitillo en la boca.
El camino hasta acorralar el tabaco y recluirlo prácticamente al ámbito privado comenzó en 1978, cuando se dictaron las primeras restricciones en la publicidad en Televisión Española y Radio Nacional por franjas horarias.
Años después se empieza a hablar de los "espacios sin humo" y a tener conciencia clara de los fumadores pasivos por parte de la profesión médica, tradicionalmente una de las más fumadoras.
1988: primeras restricciones
En 1988 se aprueba un Real Decreto que declara al tabaco sustancia nociva para la salud y el derecho de protección de los no fumadores.
Así queda prohibido fumar en vehículos o medios de transporte colectivo, en las áreas laborales donde trabajaran mujeres embarazadas, en centros de menores, establecimientos sanitarios, docentes y oficinas de la Administración con atención directa al público, entre otros. El nivel de incumplimiento de la norma era de un 75%.
El 7 de noviembre de 1999 entró en vigor otro Real Decreto por el que se prohibía fumar en todos los vuelos comerciales con origen y destino en territorio español, así como en los autobuses urbanos e interurbanos, y se obligaba a trenes y barcos a reservar el 64% de sus plazas para los no fumadores.
Iberia ya había prohibido fumar el 1 de septiembre de ese año en todos sus vuelos y en la actualidad en Renfe solo se permite fumar en 66 trenes de gran recorrido en coches enteros habilitados para fumadores.
Hasta el año pasado se podía fumar en el Congreso y en el hemiciclo sus señorías fumaban hasta 1983. Un panorama de humos que, en principio, será historia a desde este año.
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