Ana B. Rodríguez tuvo su primer hijo a los 27 años. Ahora, a los 35, espera una segunda oportunidad en el servicio de reproducción asistida del Gregorio Marañón, donde , como a otras mujeres, le han retrasado su consulta sin previo aviso y tras acudir al centro el día que estaba citada.

La razón, según ha sabido 20 minutos, es que sólo tres profesionales sacan adelante el trabajo desde que en febrero dimitieran el jefe del servicio y una ginecóloga.

"Se han marchado hartos de pedir más medios y de que les hicieran la vida imposible por ello", reconocen fuentes del centro que prefieren mantener el anonimato por miedo a represalias. "Todos éramos conscientes del desajuste", mantienen.

Algo que a la Coordinadora  Antiprivatización de la Sanidad CAS-Madrid parece no sorprenderle demasiado: "Es una forma de privatización encubierta que está ocurriendo en éste y en otros servicios del Marañón", denuncian.

La alternativa que ofrece el centro cuatro meses después de estas bajas, que califica de "voluntarias e inesperadas", es una "consulta de rescate" por la que, aseguran, pasarán "como muy tarde en octubre" las pacientes que se han quedado colgadas en esta ocasión.

Porque los problemas de las listas de espera para los tratamientos de fertilización in vitro (FIV) en la región no son nuevos ni exclusivos del Marañón. Además de éste, otros seis hospitales públicos (12 de Octubre, Fundación Alcorcón, Ramón y Cajal, La Paz, Príncipe de Asturias y la Jiménez Díaz) atienden a mujeres que necesitan ayuda para concebir y llevar a buen término su embarazo.

A falta del dato oficial (que ha sido pedido a Sanidad sin éxito), desde la Asociación Nacional para los Problemas de Infertilidad hablan de hasta tres años de espera para poder acceder a la primera consulta. Y siempre que se cumplan los dos requisitos exigidos por la sanidad pública: ser pacientes menores de 40 años y aceptar un límite de tres intentos por mujer. Si no se consigue, hay que desistir.

Ana B. Rodríguez. Paciente, 35 años

Ana es consciente de que su tiempo se acaba, pero jamás pensó que pasaría 15 meses en lista de espera para ser madre. "Cuando ya llevaba tres abortos, el especialista nos hizo las pruebas y nos dijo que todo estaba bien. Que ya tenía que remitirnos al Marañón", explica.

Eso ocurrió en diciembre de 2009. Entonces la citaron en el hospital para el 2 de junio de 2010. Pero ese día, tras entregar todos los papeles, se entera de que su consulta había sido anulada. "Me dijeron que mi médico no estaba, pero como era la primera vez dije que me podía atender cualquiera. Me dijeron que no. Que fuera a Atención al Paciente porque me iban a dar una nueva cita y era para dentro de otros ocho meses: 28 de marzo de 2011", recuerda mientras ojea la documentación.

Y eso que entremedias tuvo un cuarto aborto. Pero aunque las dimisiones fueron entre febrero y marzo, dos meses después nadie había avisado a las afectadas. Ahora, tras las consultas realizadas por este diario a la Consejería de Sanidad, Ana recibió este jueves una llamada del servicio de fertilidad del Marañón para anunciarle que su cita se ha adelantado al próximo 21 de septiembre.

Tener un hijo no es tan sencillo como a priori pudiera parecer. Por lo menos no es igual para todos. Según las cifras que manejan ginecólogos y expertos en la materia, el 15% de la población en edad fértil tiene problemas de reproducción y fertilidad.

En el caso de la región, cerca de 450.000 personas de edades comprendidas entre los 20 y los 45 años presentan algún tipo de dificultad para poder concebir de forma natural. Para ellos, y agotada la vía de la sanidad pública o hartos de esperar, sólo cabe probar en la privada, donde el tratamiento cuesta entre 3.000 y 6.000 euros.