10 razones para seguir queriendo a John Cusack (por ahora)

Lleva una década sin dar en el clavo, pero en su carrera sigue habiendo filmes gloriosos. Descubre aquí por qué le admiramos (aún). Por YAGO GARCÍA
10 razones para seguir queriendo a John Cusack (por ahora)
10 razones para seguir queriendo a John Cusack (por ahora)
10 razones para seguir queriendo a John Cusack (por ahora)

Lo sentimos por él, pero no podemos más: John Cusack lleva 10 años (como mínimo) sin hacer una película decente. Desde 2001, aproximadamente, el hermano de Joan Cusack sólo parece haber intervenido en comedias sin demasiado fuste (Jacuzzi al pasado), películas 'de las de llorar' que no llegan a ninguna parte (El niño de Marte) y superproducciones de gran estudio bastante chuscas, como 2012. En cuanto a El enigma del cuervo, su último filme estrenado, mejor lees nuestra crítica para salir de dudas... Pero, ojo, esto no quita que, durante muchos años, Cusack fuese uno de los mejores actores de Hollywood, y que pasara los 90 (y buena parte de los 80) empalmando un trabajo magistral con otro. Si tienes dudas y quieres comprobarlo, repasa este informe, y entenderás nuestras esperanzas de que alguna de las ocho películas (si, ocho) que entregará entre lo que queda de este año y 2013 esté a la altura de lo que fue. Si el mundo no se ha acabado antes, claro.

16 velas (John Hughes, 1984)

Nos gusta porque... Tras un papel secundario en Class, junto al futuro protagonista de La chica de rosa Andrew McCarthy, Cusack tuvo su primer rol de cierta importancia en el debut del gran John Hughes. En la obra de este director, las subtramas que roban el primer plano a la historia principal abundan, y Hughes protagonizó una de ellas junto a Darren Harris: la pareja no sólo monta un peep show en los lavabos del instituto (a costa de las braguitas de Molly Ringwald, además) sino que también ejerce como precursora de los Supersalidos colándose por las bravas en una fiesta con mucho vicio. Si te interesa la faceta teen de Hughes, busca su primeros filmes como protagonista: Juegos de amor en la universidad y Más vale muerto.

Un gran amor (Cameron Crowe, 1989)

Nos gusta porque... A los 23 años, y ya como prota absoluto, Cusack fue la figura principal del primer trabajo del director de Casi famosos. La película, una historia de amor entre un repetidor compulsivo y la chica más lista del insti (Ione Sky, en un papel que la Ringwald hubiese bordado), tiene valor histórico, porque fue el último exponente de la comedia adolescente y ochentera antes de que Escuela de jóvenes asesinos le diese el pasaporte definitivo. Pero además es muy divertida, y cuenta con una escena tan bonita como la que puedes ver en el vídeo de arriba, capaz de derretirte el corazón aunque no te guste Peter Gabriel. ¿A quién no le gustaría que su chico le despertase así? Bueno, tal vez si estás de resaca, como que no.

Los timadores (Stephen Frears, 1990)

Nos gusta porque... Los 80 se habían acabado, y los juegos adolescentes se fueron con ellos. Un Frears en pleno subidón de popularidad tras Las amistades peligrosas proporcionó a Cusack un papel que le valió el aplauso de la crítica, mediante un guión basado en los tremebundos textos de Jim Thompson (El diablo bajo la piel). Manipulado a cuatro manos por Anjelica Huston (mamá de impulsos incestuosos) y por Annette Bening (novia a la cual lo de "zorrón" se le queda corto), John no se llevó ni una nominación al Oscar, a diferencia de sus compañeras de reparto. Aun así, gracias a él nos duele el hígado cada vez que vemos un bate de béisbol.

Balas sobre Broadway (Woody Allen, 1994)

Nos gusta porque... Aunque nuestro hombre y el genio de Manhattan ya habían trabajado juntos en Sombras y niebla (popularmente conocida como "la de Woody Allen con Madonna"), fue en este filme donde su trabajo conjunto nos hizo reír más. El duelo interpretativo entre el dramaturgo sin talento Cusack y el mafioso literario Chazz Palminteri fue de antología, así como las pugnas de ambos con esa Jennifer Tilly elevada de showgirl a primera actriz por su amante capo. El resultado brilla con luz propia tanto en la filmografía del actor como en la del director.

Un asesino algo especial (G. Armitage, 1997)

Nos gusta porque... Un detalle que aún no hemos mencionado es que John Cusack detesta el cine para adolescentes en general, y sus películas de los 80 en particular. Así pues, esta película (seguramente la menos conocida en España de la lista) es digna de mención, porque supone una monumental colleja al género teen: en un pacífico pueblecito, los ex alumnos del instituto se preparan para una fiesta de reunión, algo que sonaría tópico si no fuese porque uno de ellos es un asesino a sueldo con encargos pendientes. Aunque, como defensores que somos del cine palomitero, aquí disfrutamos mucho de Con Air, preferimos obviarla en nuestro repaso en favor de esta joyita.

Medianoche en el jardín del bien y del mal (C. Eastwood, 1997)

Nos gusta porque... Está claro que, con cinco estrenos en total (incluyendo un doblaje en Anastasia), 1997 fue un año muy intenso para John Cusack. Y uno de esos estrenos fue la película más extraña, más surrealista y también más incomprendida del gran Clint. Puede que el guión ande muchas veces a trompicones, y que la idea de incluir a su hijísima Allison Eastwood en el reparto, junto a Kevin Spacey, Cusack y Joaquin Phoenix, no fuese demasiado buena, pero como retrato de una ciudad (Savannah, Georgia) y homenaje a los dramones sureños de Tennesse Williams, el filme no tiene precio. Y qué decir de las intervenciones de The Lady Chablis...

Abajo el telón (Tim Robbins, 1999)

Nos gusta porque... Pese a que en ella interpreta nada menos que a Nelson Rockefeller (mecenas millonario que va de rojeras por la vida), el rastro de John Cusack se desdibuja un tanto en este filme coral. Nada raro, teniendo en cuenta que compite por nuestra atención con Bill Murray, John Turturro, Vanessa Redgrave, Susan Sarandon y su hermana Joan Cusack, entre otros. Aun así, su interpretación está muy a la altura. Además, el visionado de esta pieza sobre censuras teatrales, delaciones entre compañeros y conspiraciones gubernamentales es muy recomendable hoy, con la que está cayendo...

Cómo ser John Malkovich (Spike Jonze, 1999)

Nos gusta porque... El despiporre. La repanocha. El súmmum. Seguramente, lectores, esta es la mejor película protagonizada por John Cusack en toda su carrera. Conocido hasta entonces como guionista, el director debutante Spike Jonze se saltó a la torera todas las convenciones del cine de Hollywood, y no sólo en su (delirante) argumento, sino también en el uso que hizo de sus actores: Cameron Diaz demostraba lo dañino que puede ser un peinado atroz para una sex symbol, el propio Malkovich se autoparodiaba sin compasión, pintándose a sí mismo como un egocéntrico y un hipócrita, y el titiritero Cusack renunciaba a su imagen habitual de tipo campechano para comparecer ante la cámara como una auténtica sabandija. Ese mismo año, John nos sorprendió protagonizando Fuera de control, un drama más bien flojo y comercial sobre controladores aéreos: "Seguro que es un bache, ya se le pasará", pensamos muchos. Que ingenuos éramos...

Alta fidelidad (Stephen Frears, 2000)

Nos gusta porque... A pesar de que su carrera en el siglo XXI ha oscilado entre lo malo y lo mediocre, Cusack entró en los dosmiles con muy buen pie. Es decir, regresando junto a Stephen Frears y planteándose la pregunta formulada en su novela por Nick Hornby: "¿Escuchamos música pop porque somos infelices, o somos infelices porque escuchamos música pop?". Más allá de proporcionar una respuesta (aunque el vendedor de discos protagonista se busca las desgracias, la verdad) esta entrañable comedia nos dio la ocasión de admirar a una Catherine Zeta-Jones en todo su esplendor, y de reírnos por vez primera con las gracias de Jack Black.

La pareja del año (Joe Roth, 2001)

Nos gusta porque... "¡Aviados estamos!", exclamará el lector con ánimo crítico. "Estos tíos nos venden que Cusack lleva mucho tiempo haciendo truños, y ahora abogan por una comedieta romántica que no le gustó a casi nadie". Efectivamente: La pareja del año es una comedia de amor, y no caló demasiado bien ni entre el público ni entre la crítica. Pero qué le vamos a hacer: las películas que hablan de cine nos encantan, aquí Cusack demostró que entre él y Catherine Zeta-Jones existía una química muy solvente (aunque fuese para odiarse con pasión), Julia Roberts estaba muy simpática, y aún nos preguntamos si el personaje de Christopher Walken era una parodia de Dennis Hopper, de Terrence Malick o de ambos.

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