España ha cambiado desde 1970. Aquel verano, la selección ni siquiera se clasificó para el Mundial de Fútbol de México, en cuya final Brasil aplastó a Italia por 4 goles a 1. En el cine, el estreno de 'Los Aristogatos' cautivaba a los más pequeños, aunque lejos del fenómeno planetario que estos días acompaña a 'Toy Story 3'. Aterrizaba en nuestro país la moda unisex, y España sufría uno de los veranos más calurosos del siglo.

Pero no todo ha cambiado tanto. En radios, chiringuitos y discotecas sonaban, como hoy, las canciones del verano. Aquel 1970 no hubo discusión: Los Diablos se alzaron con el título gracias a la inolvidable 'Un rayo de sol', sólo dos años antes de que Manolo Escobar arrasase con la popular 'Y viva España'. Desde hace unos años, cuando El Koala triunfó con su corral o King Africa con 'La bomba', el debate es más abierto, aunque este 2010 el 'Waka-waka' de Shakira parece haberse impuesto a candidatos como David Bisbal, Robert Ramírez o David Guetta.

Un invento ‘made in Italia’

El concepto de canción del verano surgió a raíz de un concurso italiano de principios de los sesenta, 'Un record per l’estate' (Un disco para el verano). Un jurado decidía las candidatas para triunfar en la temporada estival. "En España lo importamos al revés, y la canción más exitosa se proclamaba a posteriori", recuerda José Ramón Pardo, que ha dedicado casi 30 años de su vida a lo que considera "todo un género" en el programa 'La canción del verano', en antena desde principios de los setenta hasta 2002.

Pardo, a quien su jefe felicitaba en sus primeras emisiones "por hacer un programa tan bueno con canciones tan malas", recuerda cómo aquellas melodías,"pegajosas como un chicle en el zapato", recibieron en un principio el apelativo de festivaleras. Ya entonces contenían lo que Pardo entiende que deben ser sus ingredientes básico: "Una letra fácil y agradable, un ritmo para bailar y una melodía pegadiza, especialmente el estribillo". Como guinda, una coreografía sencilla, como la del 'Aserejé' de Las Ketchup añade al cóctel muchas posibilidades de triunfar. "Georgie Dann es el ejemplo perfecto a la hora de combinar todo ello", apunta Pardo.

Difusión y repetición

"El éxito de una canción viene determinado exclusivamente por la difusión", apunta Joaquín Guzmán, emblemático locutor de radio y actual director de Rockola FM. "Antiguamente, ese escaparate pasaba sólo por la radio, mientras que hoy en día manda sobre todo la televisión. La gran cantidad de medios que ahora tenemos a nuestro alcance es lo que provoca que no siempre haya una sola canción del verano, sino varias".

La pregunta es inevitable: ¿La calidad musical está reñida con la canción del verano? Guzmán lo tiene claro: "Es muy difícil que una canción del verano sea, además, una canción de calidad. No siempre fue así. En los sesenta y los setenta, grupos como Los Brincos, Los Diablos o Fórmula V ofrecían canciones de verano que tenían una calidad aceptable". Pardo rompe una lanza a favor de tan defenestradas composiciones: "Hay de todo: buenas, malas y regulares. Hacer una buena canción del verano tiene mucho mérito: lo más fácil es pasarse de hortera".

Algunas canciones que en su día triunfaron como grandes éxitos de la temporada estival forman hoy parte de la memoria colectiva. Seguro que recuerdas, por lo menos, sus pegadizos estribillos.

'Eva maría'(1973). Fórmula V dominó a finales de los sesenta y principios de los setenta, las peticiones en los chiringuitos de playa con éxitos como 'Cuéntame' o 'Vacaciones de Verano'. 'Eva María' fue la indiscutible reina del verano del 73.

'Aquí no hay playa'(1989). The Refrescos compusieron un divertido tema de ritmo ska que, gracias a su irónica letra sobre las virtudes y, sobre todo, el gran defecto de Madrid, logró alzarse como la gran sensación del último verano de la década de los ochenta.

'Macarena' (1995). Los del Río dieron vida a un auténtico monstruo que no entendía de fronteras. 'Macarena' se bailó hasta en el último rincón del planeta. En EE UU el éxito fue tal que hasta el presidente Clinton se arrancó con su inolvidable coreografía.