ETA: un año sin muertos que coincide con aires de cambio en el mundo radical

  • Carlos Sáenz y Diego Salvá fueron las últimas víctimas mortales.
  • Exceptuando el policía francés Jean-Serge Nerin fallecido en marzo.
  • El entorno político ha dado indicios de que desea un cambio de rumbo.
Varios agentes de la Policía durante una detención de etarras
Varios agentes de la Policía durante una detención de etarras
Stephane Geufroi / EFE
Varios agentes de la Policía durante una detención de etarras

El próximo viernes 30 de julio se cumple un año del último atentado mortal de ETA, que costó la vida en Mallorca a los guardias civiles Carlos Sáenz de Tejada y Diego Salvá Lezaun.

En esos doce meses, la banda ha sido descabezada hasta en dos ocasiones, la disidencia en las cárceles ha ido en aumento y su entorno político ha dado indicios de que desea un cambio de rumbo. La ausencia de atentados mortales en un año en el territorio español, coincide con movimientos en la izquierda abertzale y rumores insistentes de una inminente declaración de alto el fuego.

Concretamente, La banda terrorista ETA afirmó este sábado mediante un comunicado leido por tres encapuchados en Ciboure (Francia) que "Euskal Herria está a las puertas de vivir un período de cambio, para poder recuperar su propia voz" y mostró, según el diario Gara, su disposición a superar el conflicto por vías democráticas.

Para Rubalcaba, si ETA no ha atentado es porque "no ha podido", no porque no haya querido, y asegura que las Fuerzas de Seguridad del Estado siguen "con la guardia permanentemente alta".

Lucha contra la cúpula

En mayo pasado caía el último 'número uno' de ETA, Mikel Carrera, alias "Ata", en compañía de quien teóricamente debía sustituirle cuando fuera detenido, Arkaitz Agirregabiria. Con esta operación se conseguía poner entre rejas al último miembro del comité de dirección de la banda que decidió romper la tregua con el atentado de la T-4 y que aún no había sido detenido.

El desmantelamiento de la fábrica de bombas en la localidad portuguesa de Óbidos en el mes de febrero también supuso un durísimo golpe para la banda, que confiaba en poder escapar del acoso policial en España y Francia.

Cerco policial y político

En el frente político, el cerco policial y judicial también se ha cerrado un poco más, con la detención en octubre de siete destacados miembros de Batasuna, entre ellos Arnaldo Otegi, cuando planeaban "renovar" la Mesa Nacional de la formación ilegalizada.

Con Otegi en prisión, la izquierda abertzale ha buscado algo de oxígeno suscribiendo un acuerdo conjunto en el que se establece como objetivo común la creación de un Estado vasco independiente mediante la desaparición de "todo tipo de violencias", aunque sin citar a ETA.

Al hilo de estos tímidos avances en el entorno político de ETA, algunas voces, como la del presidente de los socialistas vascos, Jesús Eguiguren, han propuesto que se abra el debate sobre una posible legalización de Batasuna, como paso previo para una "futura reconciliación de Euskadi". Iniciativa rechazada por el Ministerio del Interior y el propio lehendakari, Patxi López.

Creciente disidencia de presos etarras

A los movimientos del entorno de ETA se suma la creciente disidencia en el colectivo de presos etarras. Instituciones Penitenciarias ha ido agrupando en las prisiones de Zuera (Zaragoza), Villabona (Asturias) y en Nanclares de Oca, en Álava, a un nutrido grupo de reclusos que han roto la disciplina con la banda o que directamente han sido expulsados de ETA.

Algunos de los internos de Nanclares ya disfrutan de ciertos beneficios penitenciarios y pueden salir der prisión paa estudiar o trabajar, lo que ha generado la airada crítica de los colectivos de víctimas del terrorismo, que han reclamado transparencia al Gobierno.

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