Aunque no se haya presentado hace poco, el FX sigue gozando de un aire de SUV que todavía resulta muy exótico y es capaz de llamar mucho la atención. Al menos eso fue lo que pudimos observar durante nuestro trayecto de prueba en torno a la ciudad de Barcelona. El Infiniti, que resulta bastante habitual en los EE.UU., se reveló como un verdadero roba-miradas. Si tenemos en cuenta sus amplias curvas, su aspecto tipo coupé, y las impresionantes llantas de 21" de la versión deportiva S, nos damos cuenta en seguida de que el FX no se conforma con ser uno más.
Además, su marcada apariencia dinámica no es pura pose, ya que en términos técnicos el FX se encuentra entre los representantes más manejables y dinámicos de los gigantes de tracción integral. Al lado de los potentes motores de gasolina, esta configuración deportiva resulta más que convincente. No obstante, el nuevo motor diésel supone un pequeño obstáculo para sus pretensiones dinámicas en comparación.
Potente, aunque no sobresaliente
Además, el motor de gasolina resulta más suave y ofrece un sonido más envolvente. Aunque el propulsor diésel está bien desarrollado, lo que escuchamos a la hora de pisar el acelerador es algo similar a un gruñido y definitivamente nada parecido a un deportivo. Su marcha algo áspera no está a la altura de las lujosas y refinadas pretensiones de la casa Infiniti. La comparación surge enseguida con el nuevo Porsche Cayenne Diesel, cuyo motor es sumamente silencioso y, además, hace posible un rendimiento aún mejor. Y pese a una agilidad superior evidente, según la casa Porsche el Cayenne presenta un consumo 1,6 litros inferior al del FX30d para el que Infiniti homologa nueve litros. Al conducir de forma sosegada el ordenador de a bordo marca exactamente dicha cifra. Si, por el contrario, pisamos un poco el acelerador, el consumo se eleva al menos dos litros.
Ágil como una gacela
Sin embargo, el FX no tiene nada que objetar a una conducción más exigente. Este gigante se muestra más que dispuesto a una conducción rápida en curva, especialmente en el acabado S – objeto de todas nuestras pruebas –, con chasis deportivo y dirección integral. Evidentemente, con unas llantas de 21 pulgadas bastante sensibles a las irregularidades del asfalto el aspecto del confort se ve algo mermado. Lo mejor que se puede hacer es pasar por encima de los guardias tumbados de forma suave y evitar los baches profundos de la calzada. En cambio, las curvas se pueden tomar de forma mucho más desinhibida. Una dirección dosificable y algo endurecida en su versión deportiva y el diámetro relativamente pequeño del volante transmiten una sensación de inmediatez y un manejo similares al de un deportivo. Si se trata de curvas estrechas contamos además con una dirección activa en el eje trasero (RAS), de serie en la versión S, que permite entrar aún con más fuerza en ellas. Un escaso balanceo, unos frenos de grandes dimensiones y el sistema de amortiguación adaptativo contribuyen a entusiasmar a los fans de la dinámica transversal.
Sin embargo, dentro del FX el conductor perderá un poco el sentido de la elevada velocidad en curva, aunque el parpadeo del indicador del ESP le recordará enseguida que el sistema antideslizamiento ya se encuentra en funcionamiento. Si uno se pasa de velocidad a la hora de trazar un radio estrecho, entonces el vehículo se deslizará con cierta vehemencia sobre sus cuatro ruedas y, pese a todas las ayudas a la conducción, no podrá ocultar que se trata de un automóvil de más de dos toneladas de peso y una gran altura.
Mucho coche a un precio razonable
En las versiones GT y S también se ofrece un acabado más sofisticado que los complementa denominado Premium. Éste incluye, entre otros muchos elementos, programador de velocidad con regulación de distancia, sistema de alarma de salida del carril, un súper navegador y un sistema de sonido firmado por Bose. La versión de acceso del FX30d GT cuesta 61.610 euros, mientras que el FX30d S alcanza los 64.440 euros.
Lo que resulta interesante es la comparativa de precios con el nuevo Porsche Cayenne Diesel, que ofrece una mecánica muy parecida, y que también se encuentra entre los SUV más dinámicos. En el caso del Cayenne, la versión básica (65.659 €) cuesta sólo unos 2.000 euros menos que el FX30d GT Premium (67.470 €). Sin embargo, si la intención es equiparar el equipamiento del Porsche al del GT Premium, entonces uno pierde todo el interés, ya que el configurador online de Porsche terminará echando humo y la broma finalizará al alcanzar un importe unos 25.000 euros por encima del precio del FX con motor diésel.
Conclusión
El Infiniti FX se encuentra entre los representantes más expresivos y especialmente atractivos del segmento de los SUV. Ahora además ofrece una mecánica diésel que debería satisfacer incluso las expectativas más elevadas de un vehículo de lujo de gran potencia. En comparación con el nuevo Porsche Cayenne Diesel, este motor diésel V6 resulta algo lento y ruidoso y presenta un consumo elevado. A cambio, el Infiniti FX ofrece – incluso en su versión diésel – un precio más que atractivo en comparación con la competencia del segmento de premium, a pesar a su elevado nivel de lujo, técnica y agilidad.
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