Rusia ofrece suelo a Irán para crear una planta conjunta de enriquecimiento de uranio

Rusia ha propuesto a Irán crear una empresa mixta para construir en territorio ruso una planta de enriquecimiento de uranio y asumir su dirección, lo que permitiría, según Moscú, solucionar el problema del programa nuclear iraní.

El servicio de prensa del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia informó de que la correspondiente nota oficial ha sido entregada por la Embajada de Rusia en Teherán.

"Esta propuesta constituye un aporte de Rusia a la búsqueda de soluciones recíprocamente aceptables para el arreglo del problema del programa nuclear iraní por medios políticos y diplomáticos", dice el comunicado.

Con la nota, Rusia vuelve a insistir, esta vez de modo oficial, en la propuesta que había hecho a Teherán en vísperas de la última ronda de negociaciones entre Irán y la tríada europea compuesta por Francia, Reino Unido y Alemania.

El único resultado de aquella reunión, que concluyó el pasado día 21 sin acercamiento alguno pese a las constatación de las partes de que transcurrió en un ambiente "muy constructivo, amigable y bueno", fue el acuerdo para volver a reunirse en enero próximo.

En aquella ocasión, Husein Intizami, portavoz del Consejo Supremo de la Seguridad Nacional iraní, opinó que la propuesta de Teherán de enriquecer uranio en su territorio bajo la supervisión internacional era "mejor" que la presentada por Rusia. Ante la reunión de enero nada ha cambiado y las partes siguen aferradas a sus posiciones, diametralmente opuestas.

Las tres potencias europeas volvieron a insistir en que Irán abandone su programa de enriquecimiento de uranio, mientras Teherán no retrocedió de sus posiciones, considerando que acceder a esas tecnologías es su derecho legítimo bajo el Tratado de No Proliferación (TNP) de armas nucleares.

Tampoco contribuyen a aliviar las tensiones y sospechas las explosivas declaraciones del presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, sobre el Holocausto e Israel. En respuesta, el jefe del Estado Mayor israelí, Dan Halutz, instó ayer a que la comunidad internacional continúe presionando a Irán para que no desarrolle su programa nuclear.

El ex primer ministro israelí y principal aspirante a la presidencia del partido derechista Likud, Benjamín Netanyahu, no descartó por su parte bombardear las plantas nucleares de Irán, si vence en las elecciones del 28 de marzo y es elegido jefe del gobierno de Israel.

Por si fuera poco, a principios de mes Teherán anunció el propósito de construir un nuevo reactor nuclear en el suroeste del país. Moscú es quizás el único país que respalda al régimen iraní en su "derecho a contar con un programa nuclear pacífico para uso civil, como cualquier otro país signatario o no del TNP".

De su veto podría depender además que el controvertido programa nuclear iraní sea elevado al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, lo cual, a juicio de Rusia, agudizaría el "aislamiento" del régimen iraní como ocurrió con Corea del Norte.

Por su parte, el canciller iraní, Munacher Mottaki aseguró que "en la doctrina militar iraní las armas nucleares no tienen hueco" y agregó que "el desarrollo del sector de la energía atómica es la voluntad del pueblo". Advirtió de que, en caso de que el asunto llegue al Consejo de Seguridad de la ONU, Teherán podría "desvincularse del protocolo adicional del Tratado de No Proliferación".

Este protocolo es el que rige las inspecciones del OIEA en los territorios de los países firmantes del tratado. Tras la posición de Rusia existe un interés económico concreto: asesoramiento técnico, suministro de equipos y material fusible para la central iraní de Busher, que se construye a orillas del Golfo Pérsico y que, según los planes, comenzaría a operar y a producir energía ya el año entrante.

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