Ibiza, caminando por los sueños del verano

Pocos lugares son tan conocidos a nivel mundial como Ibiza, sus famosas fiestas y el lujo la hacen elevarse por encima de otros destinos turísticos, pero detrás de los opulentos yates y deportivos que se pueden ver en el puerto y tras la resaca de las flower party de Ibiza, se esconde lo que originalmente dio fama a esta isla: sus playas, su rollito alternativo de finales de los 60 y la variedad de fiestas, raves incluidas, que el afortunado viajero está obligado a disfrutar.

Es difícil decir qué es lo mejor de la isla, pero muy fácil sugerir cuál es la mejor forma de conocerla: en un coche, con la mochila a cuestas y con la mente abierta para disfrutar de sus calas, sumergirse en su ambiente hippy y recorrer quemando chancla los miles de puestos repletos de pulseras, collares y cientos de cachivaches de difícil utilidad, pero que te enamorarán. Y eso sí, dormir en verano bajo manta: la de las estrellas.

Puesto en ruta podrás conocer la costa de S’Argamassa formada por un conjunto de calas que surgen de un pequeño bosque de pinos, o las famosas localidades de San Antonio y Santa Eulalia, que poseen maravillosas playas, además de guardar la paz y tranquilidad de los originales pueblos pesqueros ibicencos, donde podrás disfrutar de su gastronomía, especialmente su pescado y marisco fresco con muy pocos aditivos. Famosos son también sus arroces, espárragos, los rovellones… pero para los más exigentes siempre quedan el atún a la ibicenca, la borrida de rajada o el sofrit pagés, toda una delicia para los paladares más exquisitos.

Tras cargar las pilas y después de haber quemado las etapas de playa y gastronomía queda la guinda, la fiesta ibicenca alejada de las macrodiscotecas (algo que también conviene conocer a pesar de sus elevados).

Si creías que Ibiza sólo era tecno o house, descubre su cara oculta con el festival de jazz Eivissa Jazz-Festival que congrega a figuras consagradas del panorama internacional sin olvidar a las jóvenes promesas nacionales. Si este estilo tampoco es el tuyo siempre quedan los miles de pubs diseminados por toda la costa a los que hay que unir una de las joyas de la isla: las batukadas espontáneas en el mar alrededor de una pequeña fogata, perfecto para una buena noche de juerga cuyo final es dormir en sus playas.

Pero Ibiza no se acaba nunca, es interminable y si algún día nos cansamos de estar tirados a la bartola en la playa hay miles de deportes que podemos practicar como el surf, un poco de submarinismo para descubrir los secretos del coral ibicenco o, si preferimos algo más tranquilo, un poco de senderismo, como la ruta que comienza en la Cala de Bou y finaliza en las playas de Comte, un espectáculo si se hace al atardecer.

Playas, excelente comida y fiestas repletas de turistas extranjeros como las mismas o más ganas que tú de pasárselo bien, deportes, miles de calas por descubrir… se pueden decir muchas cosas, pero sólo una palabra las resume: Ibiza.