Así lo han explicado este miércoles el conseller de Cultura de la Generalitat, Joan Manuel Tresserras; el director del Museo de Historia de Catalunya, Agustí Alcoberro; la coordinadora del proyecto, Marina Miquel, y el director de la intervención, Javier Chillida.

Más allá de su valor artístico, histórico y simbólico, el sepulcro es la única tumba real que se libró de ser expoliada tras la desamortización de 1835. También se ha podido identificar el uso de pintura al óleo en esta policromía, hecho importante para la historia de la técnica pictórica, pues se trataría de una de las primeras obras catalanas donde se empleó.

El panteón real de Santes Creus, concebido y planificado por el rey Jaume II entre los años 1291 y 1316 para acoger honoríficamente los restos de su padre Pedro Grande, sus propias exequias, así como las de su esposa, la reina Blanca de Anjou, es el único monumento funerario de reyes de la Corona de Aragón que ha llegado intacto hasta nuestros días. Se trata también del primer monumento funerario de Catalunya construido en estilo gótico y, por tanto, una obra capital del primer gótico catalán.

El resultado de las tareas de rehabilitación ha sido presentado hoy, tras el proyecto llevado a cabo por un equipo multidisciplinar en el que han intervenido historiadores, arqueólogos y restauradores especializados. Aunque los estudios aún no han finalizado, el proceso de restauración ha aportado nuevos datos sobre el proceso constructivo y las técnicas decorativas empleadas por escultores y pintores.

La rehabilitación y dignificación del panteón real de Santes Creus eran necesarias para resolver las deficientes condiciones de conservación en que se encontraban sus estructuras y elementos ornamentales. Este hecho era, por ejemplo, especialmente manifiesto en el caso de la tumba de Jaume II y Blanca de Anjou, que presentaba un preocupante estado de degradación.

Al pie de la tumba de Pere el Gran está la fosa del almirante Roger de Llúria, cubierta con una lápida de mármol. Es sin duda la sepultura que se encontraba en peor estado debido a las reiteradas aperturas que sufrió a lo largo de los siglos XIX y XX y que provocaron una importante rotura de la lápida.

Su restauración ha consistido básicamente en la extracción de la lápida, su limpieza y el replanteamiento de la ubicación de los diversos fragmentos de mármol para montarlo correctamente. En este sentido destaca el hallazgo en los almacenes del monasterio de un nuevo fragmento, que ha permitido establecer sus dimensiones reales.

El perfecto estado de los restos de Pere el Gran, hecho excepcional, determinó la elaboración en paralelo de un proyecto de intervención arqueológica en la tumba, su apertura y el estudio de los restos, que se llevó a cabo entre enero y mayo.

En la presentación, Tresserras ha destacado que "con esta actuación se realza el valor patrimonial de las tumbas, que son las dos joyas de Santes Creus, y se profundiza en su conocimiento". Asimismo, ha asegurado que esta restauración fortalecerá la Ruta del Cister y estimulará el turismo cultural.

La restauración de las tumbas se enmarca en los actos conmemorativos promovidos por la Generalitat con motivo del 850 aniversario del monasterio de Santes Creus.