Expertos de la Universidad de Sevilla investigan la cura de la seca de encinas a través de un fermento lácteo

(Esta noticia sustituye a la anterior sobre el mismo tema por un error de la fuente informante en el número de encinas que hay en Arroyo de la Luz, ya que no eran 333.000, sino 33.000. Disculpen las molestias) Expertos de la Universidad de Sevilla investigan la cura de la seca de encinas a través de un fermento lácteo Realizarán un estudio de campo en la dehesa de Arroyo de la Luz (Cáceres) durante unos dos años

(Esta noticia sustituye a la anterior sobre el mismo tema por un error de la fuente informante en el número de encinas que hay en Arroyo de la Luz, ya que no eran 333.000, sino 33.000. Disculpen las molestias)

Expertos de la Universidad de Sevilla investigan la cura de la seca de encinas a través de un fermento lácteo Realizarán un estudio de campo en la dehesa de Arroyo de la Luz (Cáceres) durante unos dos años

Un grupo de investigación de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Sevilla realizará un estudio de campo, que durará unos dos años, en la dehesa de Arroyo de la Luz (Cáceres) para investigar los efectos que tiene un fermentado láctico en la enfermedad de la seca que afecta al dos por ciento de las 33.000 encinas que existen en el entorno de esta localidad cacereña.

Para ello, el Ayuntamiento de Arroyo de la Luz y la citada universidad firmaron un convenio el pasado mes de junio, a través del cual estos investigadores probarán, "por primera vez", un producto que han obtenido del suero de la leche sobrante tras la fabricación de quesos y que "ha dado buenos resultados en las pruebas de laboratorio", ha dicho el profesor Juan Parrado, que va a dirigir la investigación.

Según ha explicado el profesor este viernes en una rueda de prensa el proceso comienza con la transformación del suero de la leche en un fermentado láctico, un ácido que se consigue tras la aplicación de un proceso bacteriológico a la lactosa que contiene el suero y del cual investigan su uso en la industria agrícola fundamentalmente.

Una vez que se ha obtenido el producto, el trabajo consiste ahora en aplicarlo a las encinas que están afectadas por la seca ya que las pruebas realizadas en laboratorio "han sido satisfactorias", ha indicado Parrado, porque el hongo que produce la enfermedad desaparece a la aplicación de esta sustancia.

"Ahora hay que ver si esos resultados también funcionan a nivel de suelo", ha añadido el profesor, que ha indicado que primero habrá que hacer un análisis físico, químico y microbiológico del suelo para conocer el estado del árbol respecto de su entorno y determinar así la dosis que se debe aplicar del producto y la forma de hacerlo que puede ser mediante riego o por fricción en la corteza del árbol.

De todas formas, lo importante de esta investigación es, según ha explicado Parrado, que se puede estar ante la solución del problema de la seca de la encina y además dar salida a los excedentes de suero de leche de las fábricas de quesos, ya que ese producto residual es muy difícil de eliminar.

Dos empresas extremeñas

Para realizar este trabajo de investigación se cuenta además con la colaboración de dos empresas extremeñas, Berrocales Trujillanos de Trujillo e Integrales Inoxidables de Arroyo de la Luz, que fabrican el producto y la maquinaria necesaria para llevar a cabo el estudio, respectivamente.

Por su parte, el alcalde de Arroyo de la Luz, Santos Jorna, ha mostrado su satisfacción por esta investigación de la que "se tiene poco que perder y mucho que ganar", ha subrayado, al tiempo que ha recordado que el 30 por ciento de la dehesa de la Península Ibérica se encuentra en Extremadura donde existen 1,4 millones de hectáreas de encinas y alcornoques.

"Ahora mismo en Extremadura se conocen unos 500 focos localizados afectados por la seca lo que supone un grave problema medioambiental y económico", ha recalcado Jorna que recuerda que en su localidad existen 975 hectáreas con unas 33.000 encinas y unos 600 alcornoques de los que "el dos por ciento está afectado por la enfermedad".

Los trabajos de investigación comenzarán en el mes de julio, "porque es en los meses de calor cuando más afecta la enfermedad" y es el momento propicio para iniciar la investigación cuyos resultados se conocerán en unos dos años.

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