La industria pirotécnica hace su particular agosto durante las navidades al igual que, hasta hace pocos años, lo hacían los quioscos y pequeños comercios. Sin embargo, éstos tienen totalmente prohibido vender petardos. De hecho, la legislación española especifica que sólo pueden suministrar artificios pirotécnicos los negocios autorizados. Esta normativa puede ser completada con bandos municipales (Granada no tiene) para concretar cuándo, dónde y quiénes pueden vender o comprar petardos.

En la provincia, sólo hay  seis empresas que cuenten con el permiso obligatorio para almacenar, suministrar y transportar dicho material  (tres en Guadix, una en Albolote, una en Cúllar Vega y una en Ogíjares), según informó la Subdelegación del Gobierno en Granada.

Además, la peligrosidad de estos artefactos hace que se exijan estrictas medidas de seguridad en los establecimientos del sector. Entre ellas, un número limitado de clientes que simultáneamente pueden estar dentro del local, talleres separados para almacenar el material,   o la prohibición de fumar, encender llamas o estufas en el establecimiento.

Venta ambulante

Aunque hay casos en los que se permite comercializar con petardos en casetas, está prohibida la venta ambulante, así como proporcionarlos a personas que se encuentren bajo los efectos del alcohol.

Pese a todas estas restricciones, lo cierto es que pocos se resisten a gastar una broma con un petardo, moda que se nota en los 40.000 euros que los granadinos se gastan todas las navidades en estos sonoros artilugios.

La multa se agrava si hay heridos

Desde 300 hasta 30.000 euros de multa en función de la gravedad de la infracción. Éstas pueden ir desde almacenar más material del permitido, vender petardos sin permiso, no cumplir con las normas de seguridad, etc. Ahora bien, si como resultado de estas conductas alguien sale herido, la sanción puede llegar a los 600.000 euros, incluso el cierre del establecimiento.