Dos años de prisión por robar madera en varios aserraderos que después vendía a un taller de muebles

El acusado cree que no hay suficientes pruebas en su contra, aunque en uno de los aserraderos apareció su certificado de empadronamiento

La Audiencia Provincial de Cantabria ha confirmado una condena de dos años de prisión a un hombre acusado de robar madera en varios aserraderos de la región y otro de Burgos, para vender después el material a un taller de muebles de Santillana del Mar.

La Sección Primera de la Audiencia ratifica así una sentencia del Juzgado de lo Penal número 4 de Santander que hace ahora un año ya falló en contra del acusado y le condenó por un delito continuado de robo con fuerza.

Según explica esa sentencia, asumida íntegramente por la Audiencia, el procesado, A.R.C., actuaba junto a otro hombre, ya condenado, con el que se dirigía a diferentes aserraderos para apoderarse de la madera. Para ello, utilizaban siempre vehículos de alquiler.

De esa forma, entre los años 1999 y 2000 cometieron cuatro robos en tres aserraderos distintos: uno de Cabezón de la Sal, otro de Ojedo —donde actuaron en dos ocasiones—, y otro más de la localidad burgalesa de Vallejo de Sotoscueva.

Según los casos, se apoderaron de distintas cantidades de madera de haya, chopo, castaño y roble americano, valorado en total en más de 18.000 euros.

Parte de la madera fue recuperada en el taller de muebles de Santillana del Mar al que vendían la mercancía, pero no la totalidad de lo robado en el aserradero de Ojedo, al que el acusado deberá indemnizar con 9.657 euros por la madera no recuperada.

En cuanto al propietario del taller de muebles de Santillana, la sentencia señala que no consta que conociera la procedencia ilícita de la mercancía. PRUEBAS

El condenado, A.R.C. recurrió la sentencia ante la Audiencia Provincial porque, a su juicio, se le ha condenado sin aportar pruebas suficientes que destruyan la presunción de inocencia.

Sin embargo, la Audiencia no comparte esa visión y recalca que la principal prueba incriminatoria en su contra es su propia declaración, ya que "reconoció expresamente su participación directa" en los hechos.

Según señala la Sección Primera en su sentencia, el acusado "aparece vinculado" a lo sucedido por su "propio y expreso reconocimiento" y además admite que "se imaginaba o intuía que la actividad era delictiva".

Sin embargo, la sala cree que "más que sospecha", el hombre tenía "absoluta certeza de la ilicitud de su proceder" y, por eso, las notas de entrega de la madera las firmaba con su DNI, pero "con un nombre falso".

Además, según la Audiencia "resulta innegable" que el acusado era quien alquilaba los vehículos que se utilizaban después para transportar la madera robada, y "a mayor despropósito", en el aserradero burgalés apareció un certificado de empadronamiento del procesado. Por todo ello, desestima el recurso y confirma la condena.

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