Pilar lo tiene claro. Está parada, así que aprovechará el verano para llevar a su hija, de 12 años (escuela Vedruna), a la playa, ver alguna película y para llevarla con la abuela. Hamida, con una niña de 4 años (Drassanes), la apuntará a un casal un mes y medio porque le sale barato. Pero la crisis está obligando a algunos padres a renunciar a los casales, por lo que los niños se quedarán más en casa. Ayer, 1,2 millones de niños y adolescentes acabaron las clases.

"En Navidad y Semana Santa, los casales ya fueron a la baja. Es muy probable que sea así este verano", apunta la presidenta de la Federació d’Associacions de Pares i Mares, Imma Fuyà. "Si algún miembro está parado, se ocupará de los niños y así se puede reducir el gasto", asevera. La opinión es similar en la Fundació Pere Tarrés: "No hemos cerrado el plazo, pero bajarán las inscripciones", subraya la presidenta del Moviment de Centres d’Esplais Cristians de la entidad, Maria València.

Para evitar situaciones así, la Fundació Esplai ha redoblado esfuerzos para conseguir nuevos fondos para becas. "Antes de no apuntarlos por la crisis, que pidan una", sugieren. En la Pere Tarrés cifran en un 51% las ayudas (unas 500 en total) que no se podrán conceder tras un aumento de peticiones del 8%. Les faltan 79.000 euros. Piden fondos a la Generalitat y a las empresas para sufragarlas.

Las actividades comienzan el lunes y las primeras que se han llenado son las más cortas, a pesar de que el precio ha caído entre el 5% y el 10%.