El reciclaje textil: un fin solidario y un blanco perfecto y peligroso para los robos

  • Los contenedores se han convertido en un blanco fácil de robos que destinan la mercancía obtenida a la venta ambulante.
  • Son gestionados por ONG's que colaboran con ayuntamientos.
  • Cada español tira a la basura siete kilos de ropa cada año.
Un camión de la ONG Humana vacía un contenedor de recogida de ropa usada.
Un camión de la ONG Humana vacía un contenedor de recogida de ropa usada.
Un camión de la ONG Humana vacía un contenedor de recogida de ropa usada.

Se calcula que cada español tira a la basura cerca de siete kilos de ropa al año. Con el objetivo de reciclarla y darle un nuevo uso en los últimos años han proliferado miles de contenedores de recogida por las calles, convirtiéndose en un elemento más del mobiliario urbano.

El reciclaje de esta ropa suele correr a cargo de organizaciones sin ánimo de lucro que firman convenios con las administraciones locales y empresas privadas para establecer el número de contenedores a instalar y su ubicación. Los beneficios obtenidos por la venta y reciclaje de estos productos se destinan, según quienes se encargan de ellos, a proyectos solidarios y de cooperación desarrollo.

Zonas de recogida selectiva, puntos limpios, colegios e iglesias suelen concentrar la mayor parte de este tipo de contenedores. Su vaciado, que normalmente se efectúa dos veces por semana, se realiza en estas fechas casi a diario coincidiendo con el cambio de estación. "Son los momentos del año en que conseguimos mayor cantidad de ropa", subraya Daniel Azaña, responsable de la empresa de reciclaje RqR.

"La ropa usada depositada en los más de 3.400 contenedores que tenemos en toda España se envía a plantas de clasificación o se vende a empresas de reciclaje", explica Ricardo Caballero, de la ONG Humana, que cada año recicla 16.000 toneladas de ropa. "Una vez clasificadas, las prendas se destinan a las 18 tiendas de segunda mano de la organización (15%), se envían a África para venderlas a precios bajos (45%) o, si se encuentran en mal estado, se venden a empresas de reciclaje textil (30%) o se destina a vertederos (15%)", detalla el responsable de comunicación de la organización.

Con los fondos obtenidos de la comercialización de la ropa usada, según informan desde esta ONG, se financian proyectos de cooperación internacional en países del África Subsahariana, América y Asia.

"Generalmente, más allá de cualquier consideración solidaria, la gente dona la ropa cuando ya no le cabe en el armario", afirma por su parte el responsable de RqR, subrayando la influencia de la crisis en este aspecto. "La gente compra cada vez menos ropa, necesita menos vaciar los armarios y nosotros lo notamos", destaca. La coyuntura económica también se aprecia en la clientela de las tiendas que comercializan estas prendas. "Hay gente que antes no entraba en nuestras tiendas y ahora empieza a hacerlo", confirma Ricardo Caballero.

Quizá también por la situación económica, los contenedores de ropa usada se han convertido en un blanco fácil de robos, que destinan la mercancía obtenida a la venta ambulante. Las ONG's no disponen de cifras de recuento de estos hurtos, aunque señalan su incremento en los últimos meses. A veces, las consecuencias de ello pueden derivar en tragedia, como el fallecimiento de una niña de origen rumano tras quedar atrapada en uno de estos contenedores en Albacete. En enero de este año ocurrió otro suceso similar, cuando un joven de 24 años falleció en Valencia también al quedar atrapado.

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