Hoy se cumple un mes desde que se hundió el suelo, y los vecinos de la calle Tomás Bretón dicen que están hartos de tener que lidiar cada día con el enorme hueco. Y no sólo por el temor que genera, sino por las molestias que ocasiona. El marido de Felicidad Trujillo, por ejemplo, tuvo que bajar del coche y llegar andando hasta su casa después de haber sido operado porque la calle está cortada al tráfico. «Yo llevo viviendo treinta años aquí y nunca había visto algo similar. Deberían tener consideración», señala Felicidad. A los comerciantes, los otros afectados, el socavón les ha alejado la clientela. «A ver cuándo acaba esto», se pregunta el encargado de una tienda de alimentación.
Por la rotura de una tubería
El origen del socavón de la calle Tomás Bretón, en la esquina con el paseo de las Delicias, fue la rotura de una tubería del Canal de Isabel II, según ha explicado el Ayuntamiento. Eso provocó, a su vez, que se hundiera un colector y se generaran humedades en el sótano del bar Daca, el establecimiento más cercano al agujero. Los técnicos del Canal ya han reparado la tubería averiada, pero aún queda solucionar el problema del contenedor y sellar la superficie. Ocho obreros trabajan en las obras.
«Nos deben una explicación»
María Olga Chantre. Encargada de un bar
«Mucha gente dice que no puede venir al bar porque no tiene sitio para aparcar. Yo noto que desde que está el socavón no viene mucha gente a trabajar. Ya lleva más de un mes así, y nada, que no lo arreglan. Esta situación nos ha perjudicado mucho. Nos deben una explicación. Entre otras cosas porque siempre pagamos nuestros impuestos».
Jun Wei Yan. Comerciante
«Esta tienda de alimentación lleva treinta años abierta, pero yo llegué aquí hace apenas un mes. El socavón nos ha afectado mucho porque notamos que, desde que está ahí, viene menos gente a comprar. Por las mañanas, muchas personas dejan de entrar a esta calle por evitar el agujero. Ojalá lo arreglen pronto».
Agustina Casas. Vecina
«Supimos que en el bar de la esquina empezó a haber muchas humedades, y unos días después ocurrió lo del socavón. Nosotros estamos muy cerca y tenemos temor por lo que pueda ocurrir en el edificio. Llevamos más de un mes así, y ya está bien. A veces, hasta notamos malos olores. Ésta es una situación delicada y nadie nos explica nada».
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