Una llamada a la Policía avisó de que un joven estaba realizando una pintura sobre un muro, lo que alertó a los agentes, que acudieron al lugar y vieron que el joven tenía un completo equipo para llevar a cabo el grafiti.

Así, le intervinieron una mochila en la que portaba un rulo de pintura de unos 23 centímetros, seis botes de pintura en spray, 21 difusores de pintura, dos rotuladores indelebles de tres centímetros de hoja y una brocha de dos centímetros de longitud, además de numerosos bocetos de dibujos, según informó la Policía Local en un comunicado.

Tras contactar telefónicamente con la madre del joven e informarle de lo sucedido y de que se trasladarían los hechos a la autoridad judicial, los policías locales desplazaron al joven hasta el domicilio de una vecina, quedando la misma a cargo a petición de su progenitora.