¿Puede aspirar 'Deadpool' al Oscar a Mejor Película?

Es probable que, a estas alturas, Ryan Reynolds no se lo crea. O tal vez sí se lo cree, y está frotándose las manos ante la evidencia de que Deadpool (esa película en la que no creía nadie, y que tanto le costó sacar adelante) no sólo ha triunfado en taquilla, sino que también está desenvolviéndose con soltura en la temporada de premios. Las aventuras del mercenario bocazas de Marvel han optado (infructuosamente) a Mejor Comedia y Mejor Actor Principal en los Globos de Oro, están nominadas a Mejor Guión Adaptado en los premios del Sindicato de Guionistas (WGA) y, ahora, el Producers Guild of America las ha incluido en su lista de candidatas a mejor filme del año, junto a trabajos tan alabadísimos como Moonlight, Manchester junto al mar  y Hasta el último hombre.

Semejante oleada de parabienes, casi impensable tratándose de la adaptación de un cómic de superhéroes (o de superantihéroes), provoca una extraña sensación. Y esa sensación es la de que, con semejante palmarés, no sería tan raro que Deadpool acabase con una nominación a Mejor Película en los Oscar 2017. ¿Descabellado? Es posible, pero estamos hablando de un personaje cuya materia primigenia es, precisamente, el absurdo, y de una película que se reía de las convenciones del género ya desde sus títulos de crédito. Ahora bien: a nosotros nos parecería algo raro que Deadpool acabase aspirando a un Oscar, o a varios. Y que pudiera llevárselo nos resulta casi imposible. Veamos por qué.

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Empezando por la parte buena, digamos que Deadpool es una película divertidísima... y que también se ha beneficiado de una estupenda campaña de marketing, la cual la situó en el punto de mira del público y ayudó a convertirla en un éxito de taquilla. Más que en un éxito de taquilla, en realidad, porque hablamos de una película extremadamente rentable: con 58 millones de dólares de presupuesto, el filme acabó llevándose un acumulado internacional de 783 millones. Así pues, el filme podría beneficiarse de una variedad oficiosa de Oscar, esa en cuya peana va escrito "gracias por hacernos ganar millonadas", y de la que ya se beneficiaron El señor de los anillos: El retorno del rey y Titanic.

Claro que, a diferencia de dichos filmes, Deadpool no es una de las películas más taquilleras de la historia de Hollywood, ni tampoco la última entrega de una trilogía que mantuvo los cines llenos, y el dinero circulando, durante tres años. Podría decirse, también, que la industria podría recompensar a Reynolds y a su película por haber abierto mercado, ayudando a que la calificación 'R' (menores de 17 años acompañados) deje de ser veneno para la taquilla. Pero aquí también hay un palo en la rueda: Mad Max: Furia en la carretera, una película calificada 'R' y muchísimo más aclamada por la prensa, obtuvo el año pasado nominaciones a Mejor Película y Mejor Director que parecían testimoniales, y acabaron siéndolo. La epopeya macarra y motorizada de George Miller acabó llevándose seis estatuillas, todas ellas en categorías técnicas, mientras que buena parte del fandom ardía de rabia viendo como Tom Hardy, Nicholas Hoult y, sobre todo, Charlize Theron, brillaban por su ausencia entre los candid.

Por otra parte, debemos recordar que Deadpool es una película de aventuras y fantasía. Y, contando con la historia de los Oscar, para que un filme de dichas características sea nominado a las categorías mayores, tiene que llover fuego del cielo (o titularse El señor de los anillos: El retorno del rey, y haber hecho llover billetes sobre productores, exhibidores y demás). Seamos sinceros: si filmes como 2001: Una odisea del espacio, El imperio contraataca o, en términos más palomiteros, Los Vengadores tuvieron que conformarse en su día con la pedrea de los premios técnicos... ¿de verdad va la Academia a romper su costumbre para recompensar a un tumor humano que hace chistes mirando a cámara? Pues, por injusto que nos parezca, lo dudamos muchísimo. Si quieren darle una palmadita en la espalda al cine de ciencia-ficción, los académicos tienen este año una opción mucho más 'seria' y sancionada por la crítica en La llegada. 

A nuestro entender, tal vez las esperanzas de Deadpool en los Oscar se cifren en la categoría de Mejor Guión Adaptado: el trabajo de Rhett Reese y Paul Wernick (recordemos, "los verdaderos héroes de todo esto") tenga rivales en potencia de tanto peso como Moonlight, La llegada o Fences, pero le resultará mucho más fácil abrirse camino por la fuerza de sus gags y sus rupturas de la cuarta pared que por la de su puesta en escena o sus innovaciones técnicas. Lo sentimos por quienes esperaban más, pero es lo que hay: aunque las esperanzas de ver a un Reynolds deadpoolizado soltando burradas en la tarima nos resulten maravillosas, los Oscar tienen leyes inamovibles... que no siempre van encaminadas a recompensar el talento. Pero no tienen chimichangas.