El acto de inauguración se abrió con la firma del convenio para la financiación de las obras complementarias de la Expo, que ascienden a mil millones de euros, de los que el Estado aportará el 70 por ciento y el resto el Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento, y concluyó con el descubrimiento de un monolito.

Las tres administraciones también financiarán con el mismo porcentaje los 467 millones de euros del coste del recinto de la Expo y del parque metropolitano del Ebro que se levantarán en el meandro de Ranillas del Ebro, mientras que el Ministerio de Economía se comprometió con otros 30 millones para este fin.

Tras los discursos fue presentada la mascota oficial de la Expo, diseñada por Sergi López, un profesor de 30 años de la Escuela de Diseño de Tarrasa (Barcelona), quien se inspiró en el agua, lema de la muestra, para crear la figura cuyo nombre se decidirá mediante un concurso popular.

En el plazo previsto

La vicepresidenta aseguró que un año después de que Zaragoza fuese elegida sede de la Exposición "todo marcha bien, todo va a la velocidad de crucero y en los plazos previstos", como confirmó Roque Gistau, quien aclaró que ya están contratadas el 10% de las obras y que en 2006 estarán en marcha el 60%.

Además, De la Vega expresó su admiración por algunos de los diseños, espectaculares y complejos en su desarrollo técnico, como el Pabellón Puente, de la arquitecta iraquí Zaha Hadid, o la Torre del Agua, dos de los emblemas de esta Expo, la primera de carácter temático, en la que está prevista la participación de casi 80 países.

De la Vega destacó asimismo como este acontecimiento se ha convertido en modelo de cómo los poderes públicos deben trabajar en pro de los intereses generales y que va a servir para que Zaragoza, citando a la cantante Carmen París, "volverá a ser la romana, cristiana y mora, crisol de culturas y ejemplo de tolerancia".

Tres meses de exposición

Roque Gistau, máximo responsable de la Expo, repasó distintos aspectos de lo que será este acontecimiento, que se desarrollará entre el 14 de junio y el 13 de septiembre de 2008, que busca en el diseño la máxima calidad arquitectónica y en su ejecución la calidad técnica y la ambición de hacer de Zaragoza "un referente mundial en la resolución de problemas relacionados con el agua".

Por su parte, el alcalde Belloch incidió en la importancia de que es un proyecto con el que se identifica la ciudad y todo Aragón y cuyo éxito será atribuible a todas las instituciones, partidos y la sociedad, y aprovechó para recordar que las molestias que generarán las obras tendrán como resultado una ciudad "igual de confortable que hoy pero más eficaz, más cosmopolita y mucho más hermosa".