Alrededor de las once y media de la noche, una patrulla de la Ertzaintza detectó la presencia de una persona merodeando por los alrededores del recinto de la báscula de pesaje de vehículos situada junto a la autopista en Irún. Al percatarse de la presencia policial, el varón trató de ocultarse haciendo caso omiso a las indicaciones que le hacían los agentes, para finalmente salir huyendo.

Tras una persecución, se pudo interceptar su marcha, al mismo tiempo que se comprobaba que las instalaciones señaladas presentaban "considerables" daños. En concreto, sus persianas estaban forzadas y una cristalera fracturada, y el recinto había sido rociado con líquido inflamable con la supuesta intención de provocar un incendio.