Condenado a 17 años de cárcel por agredir sexualmente y maltratar a su hija en Lanzarote

La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Las Palmas ha condenado a 17 años de cárcel a un hombre acusado de agredir sexualmente a su hija desde que tenía 14 años de edad y hasta los 18, así como maltratarla tanto a ella como a su hermano.

La Sala le condena como autor criminalmente responsable de un delito continuado de agresiones sexuales a la pena de 14 años y seis meses de prisión por un delito continuado de agresiones sexuales, así como dos años y seis meses de cárcel por violencia habitual en el ámbito doméstico.

A ello se suma la prohibición de aproximarse a menos de 500 metros y comunicarse con la víctima por cualquier medio o procedimiento en el plazo de 25 años, y la privación de la tenencia y porte de armas por tiempo de tres años, según la sentencia dada a conocer hoy por el Tribunal Superior de Justicia de Canarias.

El condenado deberá también indemnizar a su hija en la cantidad de 18.000 euros, precisa la resolución, contra la que cabe recurso de casación ante la Sala Segunda del Tribunal Supremo, que habrá de prepararse ante esta Sala en el plazo de cinco días.

La Audiencia considera probado que el procesado, mayor de edad y sin antecedentes penales, convivía en su domicilio en Arrecife (Lanzarote) con su mujer y sus dos hijos.

En fecha indeterminada de 2003, el acusado realizó tocamientos en diferentes partes del cuerpo de su hija, que contaba en aquel entonces con la edad de 14 años, al tiempo que le decía que ella le acariciara a él.

Desde ese día se repitieron esta clase de requerimientos, procediendo el acusado, en diferentes ocasiones, cuando se hallaba a solas con su hija en el domicilio familiar a realizar prácticas sexuales con ella.

Pretendía "enseñarle"

Si la niña se negaba, el acusado la agarraba fuertemente de las manos y le forzaba, diciéndole que lo que pretendía era "enseñarle" y que no comentara nada a nadie.

En dos de estas ocasiones, el procesado intentó abusar sexualmente de su hija, agarrándola fuertemente por las muñecas y tirándola en la cama, no logrando su propósito al conseguir aquélla zafarse de su padre.

Esta situación se prolongó hasta el año 2007 en la que la joven abandonó el domicilio familiar, buscando refugio en casa de su abuela materna.

Durante esos mismos años fue frecuente que el procesado mantuviese una conducta de menosprecio hacia su hija, a la que solía insultar y la ponía de rodillas cara a la pared tanto a ella como a su hermano menor, propinándoles golpes o dejando a la chica sin comer, detalla la sentencia.

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