Así lo destacó hoy a Europa Press el vicario de Comunicación, Antonio Garrido, que hizo un balance muy positivo de la jornada, tanto en lo que a los aspectos organizativos se refiere como a los relacionados con la presencia de representantes de la iglesia y fieles que supieron "estar a la altura", a pesar de la lluvia constante.
"Todos sabíamos que era un momento histórico y, aunque el agua deslució un poco la beatificación, todo el mundo estuvo en su sitio porque éramos conscientes de que era el primer miembro de la iglesia diocesana de Jaén en subir a los altares", subrayó. Según añadió, la jornada se convirtió en una "gran fiesta" que sirvió para dar a conocer la vida y obra del nuevo beato, lo que "llena de orgullo" a la Diócesis de Jaén.
En ella participaron unas 18.000 personas además de una veintena de obispos y de un centenar de sacerdotes, junto con vecinos de Linares y personas llegadas a la ciudad en aproximadamente 150 autobuses.
La celebración estuvo presidida por el prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, monseñor Angelo Amato, y concelebrada por el Nuncio de Su Santidad, Renzo Fratini, así como por una veintena de prelados. Uno de los momentos más relevantes, según subrayó Garrido, tuvo lugar con la lectura en latín por parte de Amato de la Carta Apostólica en la que el Papa Benedicto XVI inscribe en el Libro de los Beatos al Siervo de Dios Manuel Lozano, Lolo.
Después, se desplegó un tapiz gigante con la imagen de Lolo y comenzaron a repicar las campanas de las iglesias linarenses mientras que un grupo de hombres procesionó la urna con las reliquias del nuevo beato para colocarlas junto al altar.
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