Las malas noticias sobre la que un día fue gran diva del soul, Whitney Houston, se suceden a medida que avanza su complicado tour.

En cada ciudad que recala, Houston deja tras de sí una colección de imágenes impactantes que la muestran exhausta, consumida, bañada en sudor. Las crónicas relatan, por ejemplo, como la solista apenas pudo alcanzar las notas más altas de uno de sus grandes éxitos. O como hubo de interrumpir varias veces otro canción para tomar aire.

Ahora los medios destacan el gran deterioro físico que se ha operado en la artista en los dos últimos meses.

Varias páginas web hacen alusión a su última actuación en Copenhague, donde la diva no sólo presenta un aspecto poco saludable. Su rostro está ligeramente hinchado y luce varios kilos de más. La capa con la que se cubre durante un momento del directo los hombros apenas disimula el enorme vientre de la actriz.

El regreso de la cantante tras largos años de retiro y adicción a las drogas no está resultando, seguramente, como ella había soñado. Sin embargo, hasta ahora ni ella ni sus promotores parecen dispuestos a cancelar un tour que podría resultar de lo más lucrativo.