Este jueves es día de reacciones al fracaso del diálogo de los agentes sociales para sacar adelante la reforma laboral. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que aprobará por decreto la reforma el 16 de junio, apeló a la responsabilidad de los partidos políticos de España para conseguir la mayoría necesaria en el Parlamento que posibilite que su reforma salga adelante.

El presidente ha asegurado que el documento que prepara el Gobierno es "coherente" y que busca "hacer una cambio claro en la flexibilidad interna en la empresa (jornada, condiciones de trabajo, regulación salarial y convenios)". Aunque ha adelantado uno de los puntos más polémicos, el que trata del coste del despido.

Su intención, dijo, es "reducir el esfuerzo y el coste del despido sin que los trabajadores pierdan derechos", así como hacer un cambio claro en lo que afecta a "la jornada, a las condiciones de trabajo y a la regulación salarial en los convenios".

Además, insistió en que no es una reforma "para dos años, ni para seis u ocho años", sino "para mucho tiempo". "Queremos ir a un modelo en el que la contratación indefinida sea la norma que cada vez se imponga más en la nueva etapa frente a la contratación temporal", explicó.

Zapatero ha ofrecido una rueda de prensa en Roma tras una reunión con el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi. Antes fue recibido por el Papa en el Vaticano.

Por su parte, el presidente del PP, Mariano Rajoy, ha asegurado que "no es bueno" que no haya habido un acuerdo. "Es tremendo que llevemos dos años mareando la perdiz y es muy triste que el Gobierno haya sido incapaz de propiciar este acuerdo y que a estas alturas todavía no haya hecho absolutamente nada".

Rajoy también ha dicho que el PP "está dispuesto a hablar con el Gobierno", al tiempo que señaló que su partido "lamenta que se le de prioridad a otras fuerzas políticas porque al fin y a la postre representamos a 10 millones de españoles, pero estas cosas como habitualmente hace el Presidente, sin hablar se resuelven mal", concluyó.

Antes, el presidente de la CEOE,  Gerardo Díaz Ferrán, aseguró que "los sindicatos no quieren ver la realidad". Precisamente, los representantes de los trabajadores aseguraron que si la reforma aprobada por decreto por el Gobierno era lesiva para los trabajadores, habría una huelga general.