El acusado de dos apuñalamientos en un local de Santoña niega haber cogido el arma

Asegura que el "pinchazo" se produjo en el transcurso de un forcejeo
Audiencia Provincial
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El acusado de apuñalar a dos personas en una discoteca de Santoña, que resultaron heridas, negó hoy ante la Audiencia Provincial de Cantabria que hubiera cogido el arma, un cuchillo que estaba en la barra del local.

El procesado, J.V.S.M., se enfrenta a peticiones de penas de 12 años de prisión por dos delitos de homicidio en grado de tentativa por estos hechos, sucedidos en febrero de 2009.

Tanto el acusado como los dos heridos como una cuarta persona que intervino en la disputa eran amigos y conocidos entre sí.

La disputa comenzó, según relató J.V.S.M., cuando el acusado se puso a hablar, al lado de la barra del establecimiento, con el cuarto implicado, un conocido con quien conversó sobre la crisis económica y a quien sugirió que empezara a pagar todas las deudas que debía, ninguna de ellas con él.

Entonces, su amigo "cogió un cuchillo" y se dirigió hacia el acusado, que inició un "forcejeo" durante varios minutos en el transcurso del cual llegó a agarrar el arma.

El propietario del local y un amigo del que mantenía el forcejeo con el acusado intentaron mediar para evitar la pelea, con el resultad de que estos dos fueron heridos.

El otro herido tenía "muy buena relación" con el acusado, que vivió en su casa y a quien en su día prestó dinero para que hiciera el viaje desde Colombia, de donde son ambos, en una deuda que ya habían acordado que le reintegraría después del verano.

El acusado niega que cogiera el cuchillo, de los que se empleaban para cortar limones en la barra del bar, y se lo guardara en la zona de la espalda, como sostiene el Ministerio Fiscal.

J.V.S.M. rechazó que hubiera entrado en la barra a prepararse en la copa él mismo, algo que a veces solía suceder en ese establecimiento, ya que había trabajado en él y era amigo del dueño. Es más, negó incluso que las copas que él toma lleven limón natural por lo que, de habérsela preparado él, no hubiera tenido que emplear el cuchillo.

Pero frente a esto, otro de los testigos que declaró hoy en el juicio, el hombre con el que comenzó la disputa, dijo que si que vio como el acusado cogió de la barra el cuchillo y "lo guardó detrás". "Luego vino a por mí, me cogió del cuello, yo no pudo con él", dijo.

Una de las víctimas, el que debía dinero al acusado, contó como se acercó al ver el "incidente" inicial, y el procesado se dirigió a él. "Me habla y de repente siento un pinchazo", relató.

La otra víctima, el dueño del local, narró como al ver la disputa inicial, intentó mediar en lo que no consideró una pelea, sino una "discusión" sobre la que nunca tuvo la "sensación" de que "podía pasar algo más" ya que se trataba de "dos amigos".

"Parece mentira que los de casa tengamos que estar discutiendo", les llegó a decir, hasta que en un momento dado, "notó un golpe". El propietario del local admitió que no vio "nunca" el cuchillo que, puntualizó, faltaba de la barra del bar a la que esa noche no vio entrar a nadie.

Según contó, su agresor tenía "todo el rato las manos atrás" y su intención fue apuñalar al otro herido, pillándole a él "en medio".

Ahora, el propietario de este establecimiento se encuentra en terapia psicológica por los hechos, y ha cerrado el local, tras 20 años trabajando en la hostelería por la noche, por que entre los usuarios habituales prendió el "miedo".PENAS

El acusado se enfrenta a peticiones de penas de 12 años de prisión por dos delitos de homicidio en grado de tentativa.

El Ministerio Fiscal pide seis años de prisión por cada uno de los intentos de homicidio, e indemnizaciones a las víctimas y al Servicio Cántabro de Salud que superan los 50.000 euros, cifra que las acusaciones particulares, que piden la misma prisión, elevan hasta los 67.000 euros, sumando una de ellas otro año de prisión por un delito de lesiones.

La defensa, por su parte, niega los hechos y pide la libre absolución.

El propietario del local recibió tres puñaladas, en antebrazo y abdomen, que le provocaron heridas de 5 y hasta 10 centímetros de profundidad, quedándole como secuelas varias cicatrices.

La otra víctima, por su parte, sufrió puñaladas en el abdomen, que le produjeron entre otras secuelas un traumatismo abdominal y cicatrices.

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