Los paisajes del campo y las especies vegetales que se cultivan salvajes tienen un encanto natural propio, muestran un colorido muy original. Este modelo campestre se puede adaptar a la gran ciudad gracias a la utilización de plantas aromáticas, flores de temporada, bulbos silvestres o arbustos de floración estacional. Del mismo modo, están en alza los antiguos jardines con rosaledas, con tradicionales arriates o con trepadoras.

Con la llegada del verano se estrenan tonalidades renovadas. Durante los meses de abril y mayo, el jardín presenta un colorido fugaz, propio del la floración de esta estación. Sin embargo, el verano trae un amplio abanico de matices de larga duración, con especies resistentes al calor y aromas perfumados.

A la hora de repartir los diferentes tonos en el espacio, el propio diseño del jardín nos dará las pautas para ubicarlo en el lugar más adecuado. A pesar de ello, no existen normas rígidas a este respecto, aunque sí es necesario un cierto sentido común.

Lo más acertado es plantear el color con cierta sutileza y sin excesivas mezclas. Esto no siempre es fácil, ya que se suele pensar que un jardín sin flores no es un jardín por estar incompleto, vacío. El término medio consiste en utilizar plantas floridas en los espacios donde sea exclusivamente necesario. El resto es preferible que lo rellenes con diferentes gamas de verde, atractivas y sobre todo, muy prácticas.

Las mezclas más interesantes serán las composiciones cromáticas afines, es decir, aquéllas en las que ningún elemento destaca en exceso sobre los demás. Además, existen algunos trucos que puedes utilizar para sacar el máximo partido a la decoración de tu jardín. Así, el blanco amortigua en cierta medida las mezclas y sirve para poner una nota de calma en el jardín.

Una de las tendencias más generalizadas actualmente es pretender acaparar una gama cromática amplia en espacios reducidos. Sin embargo, es preferible restringir el abanico de tonos de modo que consigas crear un diseño sencillo y fácil de mantener. Además, el jardín suele ser un espacio para las emociones y para disfrutar con los cinco sentidos. En numerosas ocasiones, el color y el perfume van de la mano.