El director general adjunto de la OMC incide en que las ayudas públicas a sectores económicos no pueden ser permanentes

Alejandro Jara dice que la perdida de valor del euro frente al dólar debería traducirse en un fomento a la exportación

El director general adjunto de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Alejandro Jara, señaló hoy que las ayudas públicas a sectores concretos de la economía, tales como el del automóvil, no pueden ser permanentes, porque provocarían distorsiones en el mercado internacional.

Jara visitó hoy Zaragoza para impartir la conferencia 'La crisis y el comercio internacional', en el marco del programa 'CAI en el siglo XXI. Economía de la crisis y la reactivación'.

En una rueda de prensa previa, Jara señaló que "cuando los gobiernos aportan subsidios es porque quieren interferir de alguna manera en el mercado, por lo tanto se genera inevitablemente una distorsión". "Ni la OMC ni yo estamos para juzgar cuáles son buenas o cuáles son malas o determinar los impactos que cada una tiene, lo que si seria preocupante es que muchos de estos subsidios o inyecciones de fondo público que se han dado en la economía sean permanentes", sostuvo.

Así aclaró que esto implicaría "que no sólo se genere un cambio en el sentido de permitir la recuperación de una crisis, sino provocar distorsiones en el mercado internacional que inevitablemente pueden causar un perjuicio grave más adelante en los intereses de otras economías".

Además, Alejandro Jara se refirió a la situación actual de España y recordó que "no puede mirarse como un caso aislado porque forma parte de Europa". "Ha tenido una evolución en su economía en los últimos 30-40 años absolutamente espectacular, si bien siempre es necesario mejorar y reformar aspectos, en este momento exhibe un alto nivel de paro ciertamente preocupante y socialmente muy doloroso", expuso.

En este sentido consideró que "la economía tiene que responder reactivándose para recuperar empleo, mucho está relacionado con el mercado inmobiliario y no pasará mucho tiempo hasta que llegue la recuperación de las economías de Europa, lo que tendrá un efecto positivo en España, de manera que podrá ir recuperando y absorbiendo el nivel de desempleo".

Además, Jara opinó que "también es muy admirable que ha tenido una reglamentación de su sector financiero muy buena y que creo que ha estado en la base de impedir crisis como las que se han visto en otros países".

Devaluación del euro

Sobre el efecto que puede tener la pérdida de valor del euro frente al dólar en los mercados internacionales, Jara indicó que "la evolución que ha tenido el euro ciertamente tiende, si se mantiene en el tiempo, a favorecer al sector exportador de las economías europeas, muchas veces eso no se nota en el corto plazo pero de mantenerse debería traducirse en un fomento a la exportación".

En cuanto a las medidas puestas en marcha por los diferentes países para hacer frente a la crisis, Jara evitó valorar si son las correctas, aunque reconoció estar "asombrado intelectualmente" por "la rapidez con que los principales gobiernos del mundo han reaccionado a esta crisis para actuar de manera eficaz, profunda y concertada".

"Creo que cuando se escriba la historia probablemente lo darán como un ejemplo más de una expresión de cooperación internacional realmente magnífica y, de no haberse producido, estaríamos en una situación mucho peor", aseveró.

En su conferencia, Jara relató que un problema que pareció localizado al comienzo como una crisis del mercado hipotecario en Estados Unidos se propagó por todo el mundo, con un impacto en breve tiempo a escala global, en el que el mercado, que tardará dos o tres años en recuperarse, ha visto reducir su negocio un 12 por ciento —se espera este año una recuperación del 9 por ciento— en un mundo con 20 millones de parados.

"Esto a obligado a la comunidad internacional a profundizar su cooperación y a vehicular de una manera muy rápida, a través de entendimientos políticos, una cooperación que permita responder a la crisis de manera incisiva, profunda, rápida y eficaz, no a través del G-20, sino de las agencias especializadas o las administraciones nacionales".

Jara incidió en que la contracción de la actividad económica implica que hay gente que pierde su empleo y genera miedo, inseguridad e inestabilidad" entre la población. "Una manera de responder a esto ha sido dar mayor protección y, por ejemplo, salvar la industria automotriz o el sistema bancario, inyectar dinero en la economía", explicó.

"Felizmente hemos visto que no ha habido una reacción proteccionista muy grande que obstaculice el gobierno a gran escala, como sucedió en los años 30, esta respuesta se debe a que hay mayor conciencia sobre la necesidad de no hacer peor un problema que es ya muy grave y además porque tenemos disciplina que impide que se haga", añadió.

Jara reconoció que "es cierto que ha habido algún proteccionismo, medidas anti dumping, derechos compensatorios para responder a situaciones de subsidio, medidas de salvaguardia o medidas sanitarias, fitosanitarias o estándares técnicos".

"Todas estas medidas están previstas en los acuerdos de la OMC y, por tanto, hay disciplinas que implican que sean medidas transitorias y deben ser revertidas, siempre cuestionables y objeto de recurso llegando a dictaminarse la obligación de modificarlas o derogarlas", expuso.

Credibilidad del mercado

Jara indicó que "ante una crisis de esta magnitud se busca más y mejor cooperación internacional, más y mejores reglas, para evitar situaciones en las que hay gobiernos que dejan de contar con la credibilidad del mercado que pueden hacer brotar crisis porque no se están usando estándares rigurosos respecto al tipo de información que se entrega a los mercados".

"Una expresión muy pertinente de todo esto es la rapidez con la que las grandes potencias del mundo reunidas en el G-8 se transformaron en el G-20 para ampliar la dimensión de la cooperación política y buscar grandes entendimientos y consenso que se materializan en acciones, creando un triángulo compuesto por el G20, que provee el liderazgo político; las agencias internacionales, donde se hacen normas; y el depositario de la legitimidad, las Naciones Unidas", aclaró.

Jara consideró que "hasta el momento hemos tenido relativo éxito en contener el proteccionismo, si bien no se están generando tantos empleos como los que se perdieron y todavía tenemos miedo de esa reacción tan brutal que es la inseguridad ante el desempleo y tratar de evitar que sea peor con medidas proteccionistas".

Por otro lado, Jara hizo referencia a la Ronda de Dhoa del desarrollo "un proceso de negociación altamente ambicioso, ya que es la primera vez que se trata de negociar de forma eficaz la liberalización del comercio agrícola, lo que implica eliminar algunos subsidios, como los de la exportación de productos agrícolas, disminuir o cambiar los instrumentos con los que se dan apoyos internos".

"Se trata de promover un proceso de reforma en todo el mundo y no es un tema fácil porque, para que sea posible por ejemplo en Europa, Japón o Corea, es necesario negociar otros temas que permitan a los gobiernos llevar a sus respectivos parlamentos beneficios en otro sector", incidió.

Junto a la agricultura, "el sector más atrasado en materia de liberalización y el que más distorsiones presenta", el director general adjunto de la OMC relató que "otro de los objetivos centrales es poner al desarrollo en el centro de la preocupación, lo que tiene mucho que ver con la agricultura, porque hay una relación estrecha entre la extrema pobreza y las distorsiones del mercado internacional agrícola, pero también con otros asuntos como los aranceles".

Una vez conseguido el acuerdo en la Ronda de Dhoa, "también hay que enfrentarse a una agenda nueva con preocupaciones como la respuesta al cambio climático, que se va a hacer en materia de inversión extranjera, en política de competencia o en las restricciones a las exportaciones".

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