Esto es suficiente para que, en la gestión de la pinacoteca, esta dama tenga influencia y capacidad decisoria. Aquí vamos al revés. La Cofradía del Padre Jesús no sólo es propietaria de las imágenes del museo Salzillo (excepto del Belén), sino también del edificio y de la mayoría de los terrenos donde se ubica. Las imágenes son un monumento nacional y la Administración tiene la obligación de velar por su conservación y porque el disfrute de su visión sea de carácter público.
Pero ningunear a la Cofradía y arrogarse el derecho de gestionar el museo, sin contar con la entidad que encargó el trabajo al mismísimo Salzillo, puede ser un error que haga recular a los dueños de otras obras de arte antes de pedir una subvención para su conservación que suponga la pérdida total de control sobre su propiedad.
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