La Estrategia tiene carácter integral porque implica a diferentes entidades, ciudadanos y a toda la Junta de Castilla y León y otras Administraciones.

El documento, que mantiene los mismos objetivos que su predecesora, incorpora nuevos objetivos y herramientas adicionales, e incide en la necesidad de colaboración de todos los agentes implicados. Durante el periodo de vigencia de la anterior Estrategia la siniestralidad descendió más del 17 por ciento en las carreteras de la Región.

Las inversiones para llevar a cabo esta Estrategia se derivan de recursos económicos contemplados en las previsiones presupuestarias preexistentes de diferentes consejerías así como partidas económicas de diferentes organismos e instituciones privadas que colaboran con esta iniciativa, con lo que se alcanza la cifra total 903.420.000 euros.

Principios y objetivos

Los principios, objetivos, actividades y herramientas de gestión de la Estrategia persiguen como propósitos fundamentales diseñar una política de seguridad vial ajustada a los parámetros nacionales y europeos, continuar los planteamientos dirigidos a la reducción del número y la gravedad de los accidentes de circulación en el territorio de Castilla y León, reflejar en la Estrategia las inquietudes, preocupaciones, deseos y expectativas de la población castellana y leonesa en materia de seguridad vial; y conseguir que la política de seguridad vial aumente su capacidad integradora entre actuaciones de diferentes entidades públicas y privadas.

El diseño de la Estrategia contempla dos ámbitos de actuación; uno "institucional", que tiene que ver con la comunicación y coordinación entre todos los agentes implicados, y otro, que determina siete líneas de trabajo a nivel "operativo".

La primera está basada en la concienciación y educación vial, garantizando el acceso a la educación vial en todos los centros docentes de enseñanza no universitaria de Castilla y León. Pretende mejorar la concienciación acerca de los riesgos del alcohol, de las drogas y de los medicamentos en la conducción, los riesgos ante fenómenos meteorológicos adversos y otras situaciones, así como aumentar la percepción del riesgo en la población joven y proteger la vulnerabilidad de los mayores

La segunda tiene como objetivo garantizar la máxima seguridad en el parque de vehículos con acciones para el fomento del sistema "manos libres" en el transporte profesional y maquinaria agrícola.

Asimismo, la tercera incluye la construcción y gestión de infraestructuras más seguras en sintonía con lo planificado en el Plan Regional de Carreteras 2008-2020 en el que entre otras, medidas, se incluye la ampliación de los arcenes, la vigilancia en el diseño de intersecciones, las actuaciones de conservación y modernización y la disminución de la accidentalidad causada por la fauna.

La cuarta tiene como objetivo disminuir la accidentalidad vial laboral con jornadas dirigidas a empresas y conductores profesionales y campañas institucionales e información telemática.

La quinta línea de actuación pretende seguir mejorando la asistencia sanitaria a las víctimas de accidentes de tráfico a través del programa de gestión de emergencias y reducción de tiempos de asistencia.

Del mismo modo, la sexta incide en la vigilancia y control a través del cumplimiento de las normas de tráfico, transporte y seguridad vial, en coordinación con la DGT y las Policías Locales.

Por último, la séptima incidirá en la investigación y análisis a través de estudios y estadísticas sobre accidentalidad y toxicología, causas de mortalidad en carretera y efectividad de las medidas aplicadas.