Según la calificación del ministerio público, a la que tuvo acceso Europa Press, en el periodo comprendido entre julio de 2007 y mayo de 2008, el procesado reclamó determinadas cantidades de dinero a la víctima, diciéndole que la mafia le iba a "causar mal a su persona y a terceros".

Así, en septiembre de 2007, C.F.H. le pidió 11.000 euros, alegando que eran para pagar a la mafia y así evitar el secuestro de su hijo, por lo que el hombre, "por miedo", entregó dicha cantidad para lo cual tuvo que vender un coche de su propiedad.

De igual manera, en enero de 2008, el acusado se volvió a poner en contacto con él para que le entregara 10.000 euros, alegando que la mafia tenía secuestrada a la hija de un amigo en Sevilla y tenían que pagar dicha cantidad para que la dejasen en libertad. Por ello, él accedió nuevamente a dicho pago y a los 3.000 euros que le reclamó pocos días después para pagar a la mafia y "así evitar que se atentara contra la vida de esa persona".

Nuevamente, a principios de mayo de 2008, el acusado volvió a reclamarle dinero diciéndole que lo tenían secuestrado en un zulo y que tenía que entregar a la mafia 25.000 euros. Finalmente, el 12 de mayo de 2008, el encartado concertó una cita con la víctima y su pareja en un bar de Pozoblanco (Córdoba) para reclamarles otros 25.000 euros alegando que la mafia le había dicho que en cualquier momento lo matarían a él y a su pareja; pago que deberían hacer en una semana porque, en caso contrario, tendrían que atenerse a las consecuencias.