Según señala la sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press, el hombre, en 1999, solicitó a sus familiares, en su condición de agente de seguros, una cantidad, que ascendió a más de 53.300 euros, parte de la cual destinaría a una póliza de vida y otra parte a inversiones "seguras".
Aunque las víctimas recibían documentación que aparentaban que las gestiones se estaban llevando a cabo, en realidad, el dinero fue a parar a cuentas corrientes abiertas por el acusado.
Los hechos se empezaron a descubrir cuando el padre de la familia afectada comenzó a sufrir una grave enfermedad y su mujer e hijo le pidieron al acusado que les reintegrara parte del dinero para poder hacer frente a la nueva situación.
Tras darles numerosas excusas, la familia, en 2006, se dirigió a las empresas que supuestamente, habrían hecho la póliza de vida y que, supuestamente, habrían gestionado las inversiones, confirmándose que las mismas no existían.
El hombre, acuciado por la situación, a través de una cuenta corriente de la familia, les devolvió unos 20.000 euros, hecho que se considera como circunstancia atenuante.
Por otro lado, la sentencia recoge que, además de una multa de 9 meses con una cuota de 20 euros diarios, el condenado deberá indemnizar a sus familiares con más de 35.600 euros.
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